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Mostrando entradas de noviembre 4, 2007

Nos veremos Norman

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Hoy aparece la noticia de la muerte de un personaje genial pero sobre todo representativo de la segunda mitad del siglo XX: a los 84 años murió Norman Mailer, uno de los críticos más feroces de la guerra norteamericana y sobre todo uno de los defensores del machismo norteamericano... algo que falta aprender de este personaje. Sin Mailer, los años 60 no serían los mismos. Por ejemplo, Marylin no hubiera dejado de impactar, pero sin duda las apologías por ella, por su sentido de la vida y por el sentido de la vida norteamericana de los 50 y 60, no hubieran dado la atmósfera propiciatoria a la cultura de esas décadas. Mailer fue un escritor crítico como pocos, y para no abundar más en ello, simplemente dejamos el testimonio de nuestra tristeza por su partida. Te saludamos, Norman.

St Pancracio y San Francisco en Guadalajara

La nota sobre St. Pancras me dio una gran pena, pero ya está escrita. No lo digo por el texto (¿debiera?), pero sí por la desaparición de la vieja estación del ferrocarril que estuvo a espaldas del conjunto de San Francisco. Una verdadera pérdida sumada a tantas en la historia de la ciudad. A veces no debiera uno escandalizarse por esto, pero no deja de ser realmente interesante imaginarse esa estación en la actualidad, funcionando para el buen uso de la ciudad. No pasa aquí. En Londres, San Pancracio nos produce una gran envidia por la modernización que ha sufrido y cómo se integra a la ciudad del siglo XXI. ¿Cuántas pérdidas más nos faltan?

San Pancracio y la dignidad

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Hay países con ferrocarril y, por supuesto, hay países como México que lo han desaparecido, o convertido en un medio explotable sólo por aviesos intereses extranjeros. Existe una relación directa entre el ferrocarril y el desarrollo (puras erres dobles) y eso parece que los ingleses lo están aplicando con toda sapiencia. La estación de San Pancracio (Saint Pancras, sharply spell in british, not in gringo), se reinaugurará en unos días y ello parece augurar algunas cosas interesantes: uno, por la arquitectura tan notable de la estación, que ya es mucho, o quizás demasiado; y otro porque se abre con la conexión del tren rápido al continente prescindiendo, in-te-li-gen-te-men-te , de la fast food y brindando la calidad de las bebidas y comidas creativas: no Macdonalds, no burguer kings, no gringadas. ¡Y vaya que eso es mucho para los ingleses!! ¿Sería imaginable una estación de esas que ahora subsisten en México como las del Chihuahua- Pacífico o en el Tequila Express, sin cocacolas o sin