Sin límite de admiración
Mi propensión (a veces inexacta, pero siempre bien intencionada), del empleo exagerado del signo de admiración, me deja atónito frente a las realidades que vive el país en manos de la inexperiencia y del amateurismo rampante. Además de las realidades inocultables que se viven en materia económica, educativa, administrativa, y por favor, querido lector, todo lo que se le ocurra, está pasando a niveles que a mí en lo personal me dejan con pocas esperanzas de que se pueda vivir amablemente en esta ciudad, estado, región, país. No hay referencia administrativa, económica y menos aún referencia exacta a la estupidez en el manejo del castigo a su sociedad por parte de un gobierno de un país rico en recursos. A eso se suma que para anunciar su trabajo (¿habráse visto que se necesita anunciar lo hecho como parte de una responsabilidad por la que compitió -pero en la que hizo trampa-, y promoverlo como si estuviéramos ante una sociedad retrasada), y cacarearlo se recurre al asalto en despoblado...