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Cuando el comercio es engaño

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  S e ha puesto en práctica por fin, hace unos días, una política de gobierno muy positiva: que los productos no engañen, que declaren los daños que pueden provocar y que los productos que consumimos no sean copias falsas de otros que son muy importantes en la alimentación diaria de los mexicanos. El etiquetado y la suspensión de venta de productos que engañan diciéndose productos de leche, o sea, quesos, que no lo son.     Sin embargo, los que siempre nos engañaban (y lo hacían a pesar de los daños que provocan), ahora saltan inconformes porque el engaño ha sido puesto en evidencia.      Comprar quesos para mí ha sido desde hace décadas un arduo trabajo: implica no sólo escudriñar en la apariencia del producto para poder identificar su calidad (frecuentemente oculta con envases engañosos o tretas mercantiles), sino además tener que ensayar (muchas veces teniendo que comprarlo), alguno de esos productos para comprobar si es o no auténtico producto hecho a base de leche, como todo queso

En busca de los ancestros.

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Francisco Lemaur  De los hijos de Carlos Lemaur dos de ellos, tanto Félix como Francisco, me resultan ahora mucho más cercanos, sobre todo porque se acercan a los orígenes de mi familia. Ambos hijos de Carlos, llegan en algún momento a Cuba y se instalan en La Habana. De manera directa, mis ascendientes son hijos, nietos y bisnietos de Francisco Lemaur. Y más cercano aún porque además fue un militar vinculado al último gobierno español en Nueva España, defensor y gobernador del último bastión: San Juan de Ulúa, el castillo y fortaleza tan emblemático de México y de Veracruz. Margo Glantz recopiló una serie de crónicas de viajeros, “Viajes en México. Crónicas extranjeras”, en dos tomos, de cuyo primer tomo reproduzco lo que descubrí en una relectura reciente, de un viajero que sólo se dicen sus apellidos: Beulloch o Bullock y que evidentemente se trata de una descripción de Francisco Lemaur, sin mencionarlo por su nombre. “Cuando el barco ancló sin peligro, se aprestó un

Noticias de los tiempos

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Noticias de los tiempos Hace ya años que este blog estaba inactivo. La intención y los deseos de este escribiente es que se reactive y fluya para compartir ideas, amistad, buenos deseos, discusiones estimulantes, activas y retadoras, comunicaciones en dos vías, relaciones entre humanos. Estamos en 2019 –abril ya–, ante nuevas condiciones en el planeta. Desde la realidad mexicana hasta la mundial; de la mundial a la muy local, a esa del mundo aldeano universal que vivimos cada día y que al parecer nos esforzamos por hacer desaparecer... porque tenemos taras mentales que nos impiden ser generosos en lo que tenemos y hacemos. En Londres se reprime a Julian Assange; el Brexit es cada vez menos exit y más onanismo; México parece salir de las tinieblas y yo entro cada vez más en las sombras del tiempo. Ámsterdam está lejos, más que Pézenas, menos que Santa Ana Tepetitlán, el centro del Universo. Pero el planeta, este que cada vez más se parece destinar a ser la cárcel de los humanos,

¿Virote o birote?

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T eniendo en cuenta que la pasión por la comida y más aún, si de la comida tradicional se habla, aquella se despierta cuando surgen controversias que no son sino el reflejo del imaginario en la realidad que se vive. Ejemplo de ello, el famoso pan que, se refiere, es signo y hasta sinónimo de Guadalajara: el birote. ¿O el virote? Muchos especialistas en la materia irán a levantar su dedo flamígero. "No, no es virote , es birote ." Hace ya algunos años (y para el caso, hace ya algunos siglos), Miguel de Cervantes Saavedra puso este pasaje en boca de Sancho Panza: –Contra ese corte sé yo otro –respondió Sancho–, que no le va en zaga: cogeré yo un garrote, y antes que vuesa merced llegue a despertarme la cólera haré yo dormir a garrotazos de tal suerte la suya, que no despierte si no fuere en el otro mundo; en el cual se sabe que no soy yo hombre que me dejo manosear el rostro de nadie. Y cada uno mire el virote ; aunque lo más acertado sería dejar dormir su cólera a cada

Pueblos ¿mágicos? o pueblos turísticos...

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Con mucha frecuencia en los últimos año se ha venido ampliando la forma de obtener recursos de diversos programas estatales, federales e incluso internacionales por parte de los ayuntamientos, sobre todo la obtención de recursos económicos para sus municipios. Hay una gran cantidad de formas de lograrlos y una de las más socorridas últimamente es aquella por medio de la cual un poblado es "declarado" como pueblo mágico. No voy a abundar sobre el programa llamado Pueblos Mágicos (creado por la Secretaría de Turismo federal), cualquiera puede consultar su contenido eminentemente abocado a la promoción turística en la página oficial ( http://www.sectur.gob.mx/wb2/sectur/sect_Pueblos_Magicos ), así que me atengo solamente a lo que significa esa realidad y los efectos de rebote que ha tenido este programa a la sombra del desarrollismo en nuestro país. Desarrollismo. Sí, justo debido a ese concepto que en México significa la afanosa búsqueda de desarrollarse sin un plan defin

Torpezas en Santa Mónica, Guadalajara

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 Hace ya algunos años, la aplicación de las Leyes y reglamentos de protección al patrimonio histórico urbano arquitectónico de Jalisco han pasado a formar parte del panteón de los olvidados. Esa, al menos, parece ser la impresión que cualquiera con un poco de información o preocupación social puede pensar de todo el desastre que la administración del panista Emilio González heredó al estado de Jalisco. Y no parece -por lo que se ve-, que las cosas vayan a cambiar mucho ahora, de todos modos. Cualquiera que sea la situación actual, debo decir que en lo que a patrimonio cultural se refiere (cualquiera que sea el tipo del que se trate), el interés que por éste pueda quedar en un país sojuzgado por el crimen organizado y el azote del desempleo y la baja calidad de la educación y, en general, la inequidad social persistente en uno de los peores momentos de la historia, el tema cultural y del patrimonio resulta ser desdeñado o considerado irrelevante,sobre todo para los políticos y la cama

Recuento de 2012

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E l año se acaba de ir con una serie de recuerdos, de memorias bellas y de memorias de lucha, de frustración, de esperanza también. El clima de fin de año, que arrastra la Navidad con todos sus cuadros cursis y demás sensiblerías, es propicio para ponerse dramático, elocuente, enjundioso, pródigo en deseos de bien y felicidad para todos los amigos, conocidos y a quienes amamos y pensamos, estén con nosotros o se hayan ido ya por delante. No deja de ser interesante como ritual cíclico que invita a reflexionar sobre algunos temas, propuestas, deseos, proyectos o realidades que vivimos. No es esta la excepción. La política mexicana, más aún, la realidad del país, es cada vez más grave en términos del grado de satisfacción de las necesidades más apremiantes. La pregunta sería: ¿qué queremos realmente hacer de este país llamado México? Creo, con temor a no equivocarme, que la sociedad mexicana de fines del siglo XX y toda esta segunda década del XXI, está moldeada para ser subalterna, p