Fotos debidas
L os encuentros, y sobre todo los reencuentros , son los episodios más maravillosos de la vida. Algunas veces creemos que ver a unos amigos luego de un tiempo es algo natural, pero no es así siempre; no puede ser natural cuando se da uno cuenta que no es fortuito que las personas a las que conservamos como amigos (aunque sólo los conservemos en el corazón, o más bien en la mente, porque ése músculo cardiaco no piensa y escasamente puede tener sentimientos tan profundos) y que tomamos como tales, son queridos amigos porque se chingaron: los escogimos y no tienen para dónde hacerse. De manera que cuando me tocó hacerme amigo de Fernando García Brizuela en la Prepa por los inicios de los años 70, queriendo o no, bromeando o no, a partir de entonces empezó a ser parte de mi historia y... yo de la suya. Y cuando en 1972 conocí a Maru Orendáin, aquella flaquita soñada se convertiría, quiéralo o no quien sea, en mi amiga y en mi todo lo que las amistades y cariños pueden definir como parte d...