Una ciudad a modo
Segunda entrega Y luego fueron los hechos más notables en el manejo del espacio histórico de nuestro personaje. Convencido de que la ciudad debía ser bombardeada artificialmente, decidió que era oportuno convencer a los administradores públicos, políticos y comerciantes de que su rostro tradicional debía cambiar por uno más moderno, más parecido a las experiencias europeas del momento. Por eso, sin un proceso de reflexión profesional y sin una postura crítica al respecto, pero además con una notable falta de sensibilidad ante lo que en el pasado se había hecho en esta ciudad, pensó en hacer plazas grandes, plazotas, para orgullo de los tapatíos. Sumado a ese "principio", también se dedicó a diseñar edificios que darían marco a tan descomunales proyectos, como fueron los que actualmente existen en los paramentos que dan frente a algunas de las plazas. La foto a la derecha muestra una de sus obras más emblemáticas por su fealdad e incongruencia. Dos ejemplos son más que suficie