Sin límite de admiración

Mi propensión (a veces inexacta, pero siempre bien intencionada), del empleo exagerado del signo de admiración, me deja atónito frente a las realidades que vive el país en manos de la inexperiencia y del amateurismo rampante. Además de las realidades inocultables que se viven en materia económica, educativa, administrativa, y por favor, querido lector, todo lo que se le ocurra, está pasando a niveles que a mí en lo personal me dejan con pocas esperanzas de que se pueda vivir amablemente en esta ciudad, estado, región, país. No hay referencia administrativa, económica y menos aún referencia exacta a la estupidez en el manejo del castigo a su sociedad por parte de un gobierno de un país rico en recursos. A eso se suma que para anunciar su trabajo (¿habráse visto que se necesita anunciar lo hecho como parte de una responsabilidad por la que compitió -pero en la que hizo trampa-, y promoverlo como si estuviéramos ante una sociedad retrasada), y cacarearlo se recurre al asalto en despoblado a los ciudadanos por medio de asaltar a Correos Mexicanos que disque está tratando de levantar. ¡Guau! qué administración: 5 por ciento del presupuesto de Correos se va en la promoción del presidente del empleo. Ayer lo dijimos, hoy se confirma por parte de unos diputados del PRI la chafa maniobra de este tipo que le escribe de tu a la gente y el abuso del poder que ejerce sin restricciones.

Mi admiración sí a la obra y trabajo de Bill Halley... ése sí era de confianza con su música. Lo traigo a colación porque estuvo algunos años en la Ciudad trabajando en serio cuando este país prometía y parecia se dirigía a ser un pais en serio... ¡¡¡pero ya vieron lo que nos pasó!!! Otra vez abusando de las admiraciones... carajo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Retrato de Finnegan

30 años de la Plaza tapatía

¿Virote o birote?