En donde se prosigue el asunto interrumpido

Los veneros del diablo
Entre todas las noticias que corren por estos días está sin duda esa polémica (¿realmente lo es?) sobre el tema del petróleo, o sea Pemex, que actualmente pasa por sus mejores momentos de cotización a nivel mundial. El asunto de que si es constitucional o no lo de la reforma del chaparrito, me parece que está quedando claro, al menos para mí, que dicha iniciativa es a todas luces improcedente en la medida que se parece mucho a la otra reforma bancaria y a otra de la deuda bancaria socializada, la del Fobaproa. Los bancos se privatizaron hace más de diez años y entonces se dijo:

"La banca no pierde su arraigo ni su compromiso con el país, al contrario, se abre a la sociedad para que comparta plenamente su dentino. Necesitamos ampliar el concurso de mayor número de mexicanos en el capital de los bancos..."

Se los dejo de tarea. A ver si alguien hoy puede pensar que los bancos pasaron por un proceso como el dibujado por los privatizadores en aquel momento. Más por el contrario, es identificable un fin avieso en el texto que parece decir (o así lo veo yo que soy medio suspicaz): necesitamos que haya más mexicanos en los bancos para poder entregar a la privatización una cartera de clientes y así los bancos extranjeros hagan el negocio del milenio: Santander y BBV reciben sus mayores ganancias en México que en España diez años después. Ya veremos si eso mismo ocurre en caso que logren meternos gol con su mentada reforma energética tan chaparra. Pero como hasta indultos se ofrecen a los Mouriños (¿por qué se quiere manchar a tan éticos empresarios acusándolos de medrar con Pemex?), y mentadas a los jalisciences, nosotros pensamos que en el país de Kafka y Ionesco juntos, todo es posible para hacer reir.


¡Guadalajara, capital mundial del turismo!
Y en el caso de la vinculación del turismo y el patrimonio, binomio que resulta explosivo por cierto, estamos en Guadalajara ante una real y verdadera etapa de desmantelamiento de las ya de por sí precarias condiciones armónicas de ese patrimonio urbano y arquitectónico. Al caso reciente de la casa en que vivió María Félix y que traté en otra entrada de este blog, se suma el de una casona del siglo XIX, de esas que teníamos muchas porque ese siglo fue uno de los más prolijos en producción arquitectónica de calidad, uicada en Galeana y Pedro Moreno, esquina norponiente, también abordada en este blog. Una baratija de comerciante, uno de los muchos fenicios que abundan por la zona, decidió abrir o ensanchar otro vano de la fachada de ese edificio que a finales de los años 70 (cuando se empezó a demoler pero entonces se detuvo el proceso) se logró conservar y mejorar en términos de que ganara la zona peatonal y de pasada la ciudad. Sin embargo hoy, a pesar de la opinión de algunos regidores del ayuntamiento de Guadalajara que dicen que se preocupan por el centro histórico (Miriam Vachez dixit) y a pesar de los reglamentos y a pesar de las ínfulas que tienen los gobernantes de la ciudad de disque impulsar el turismo de la ciudad, se ha demolido parte de su integridad para desgracia del centro que poco se cuida para ofrecer un mejor aspecto. Si eso no se llama complicidad de la autoridad miunicipal para destruir el patrimonio (ya no digamos cultural, sino hasta turístico "puesn"), entonces habrá que pensar que nuestra ciudad, Berna, cambie su nombre por el de Guadalajara.
Los comerciantes son dueños de criterios tan pobres como mezquinos y son ellos quienes están definiendo la caída en la calidad del espacio público. ¿Tendrán remedio? Pobre ciudad, no merece este trato.

El santuario de nuevo
Y continuando con algunas reflexiones abandonadas, no por falta de ganas de este tecleador, sobre el sabroso tema del Santuario de los Mártires tan polémico y tan interesante para ilustrar el estado de precariedad social y democrática de Jalisco en particular, continuamos recibiendo muchos datos de gran interés en torno al tema.
El santuario que se pretende levantar va a necesitar muchos milagros para que cuaje. Me explicaré. Los santuarios que existen en México o ya de perdida los de esta región católiquísima de Jalisco como San Juan de los Lagos, Talpa, Zapopan o el Señor de los Rayos de Temastián, han debido de evolucionar con los años y por lo regular no pocos. No es fácil crear un santuario de la noche a la mañana porque requiere de milagros, como es el caso de los antes citados o como el de la Guadalupana, en México. O para ilustrarlo mejor, como el de Lourdes en Francia en el siglo XIX.
Bernardita no era muy dueña de sí misma, como bien se sabe; su condición social y las condiciones de su pueblo en esa época eran muy limitadas, lo cual dejó en ella secuelas de retraso mental severo, ampliamente reconocido. Ella sin embargo fue la portadora del prodigio. Y hoy en día vemos cómo ese milagro operó en forma muy particular en la erección de un santuario milagroso que ha porpiciado la masiva concurrencia de todas partes del mundo en busca de cura, milagros, prodigios, alivios... la magia en todo su esplendor. Magia que, por supuesto, maneja presupuestos superiores a los 18 millones de euros (297 millones de pesos), nada que ver con la limosnita por el amor de dios de Emilio al Santuario de los Mártires.



De manera que pronto será necesario que para que el Santuario de Guadalajara pueda ser tomado en serio deberá de operar algún milagro, algún prodigio para poder empezar apenas con lo que quizás en unos cien años pueda ser realmente un santuario, no la broma que pretenden iniciar en el proyecto del egregio arquitecto Vázquez Aldana. Yo sugiero que como en Lourdes, al igual que en el Tepeyac, las rosas fueron el motivo natural para el milagro (rosas de Castilla en México, que en la época de Juan Diego aún no había en el territorio; rosas en la gruta de Lourdes que crecen sin luz), no sería mala idea que en vez de rosas ahora se aprovechara para lanzar a las pitayas como prodigio: ¡pitayas en diciembre serían un verdadero milagro!


Un proyecto sin brújula formal



Y en el caso del proyecto arquitectónico y sus formas, cuyo análisis creo que continuaremos aún durante algún tiempo porque hay tela de dónde cortar, presentamos ahora una breve asociación visual. El gran casco o cubierta del Santuario, está llamado a ser un elemento visual dominante y por lo tanto un elemento geométrico de gran contenido simbólico. Su forma, no obstante, parece no atenerse a las referencias simbólicas cristianas, cúpulas o grandes bóvedas características. Su origen geométrico es realmente incierto y más aún si se toma en cuenta la forma en la que se recorta en la parte superior, con una especie de lucernarios o claraboyas que, siendo muy esotéricos, podría ser una especie de referencia a los lucernarios de algunas iglesias notables, sin llegar a serlo de manera clara. Y si como referencia a su marcado acento oriental, pudiéramos referir a la prodigiosa, ésa sí, cúpula central de Santa Sofía en Estambul, su asociación formal ni siquiera es posible. No sólo por su sentido profesional serio, la estambulí, sino porque es algo tan superior que cualquier asociación a la tapatía resulta realmente risible.
A mi me parece que la inspiración del autor del proyectazo es alguna película japonesa cercana a Godzila o algo por el estilo. La liga entre la cúpula del proyecto y las imágenes de los samurai son innegables. De la misma manera en que los proyectos de altos vuelos que actualmente tiene Guadalajara son la demostración palpable de la mediocridad arquitectónica proyectual, en esa proporción la arquitectura local se hunde en el silencio de la intrascendencia. La miseria proyectual en la capital del "cristerismo", está notablemente a la altura del movimiento cultural que lo produce.

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