Los belgas y el condón


No vamos a especular sobre las noticias de Bélgica, cuyo parlamento ha desacreditado las palabras del Papa Ratzinger, porque dicho parlamento es una organización terrenal, desde luego, y nada tiene qué ver con el reino que no es de este mundo. Sin embargo, no deja de llamar la atención que el Sumo Pontífice haga recomendaciones sobre prevenciones sanitarias como el condón. La razón tal vez no la tenga yo, claro, pero me permito especular al respecto porque es evidente que las puertas del cielo están muy lejanas para todos los que ahora mismo, vivimos en la tierra.
En ningún país cuya organización democrática (etapa previa a una organización social más perfeccionada, creo) funcione, es posible tomar en serio las recomendaciones de la iglesia. El ámbito de su interés es salvar las almas, dar noticia de otro mundo mejor después de este que vivimos pero que quizás la Iglesia sepa del otro del más allá, al cual no podemos abordar porque, desde luego, lo ignoramos. Aquí, mientras tanto, el condón, el microscopio, el telescopio, los ordenadores (y los no tan ordenadores del caos), las matemáticas, la biología, han demostrado que a pesar de remar a contra corriente de la Iglesia por siglos, todas la evidencias demuestran que la razón del aquí y ahora está en la ciencia, no en la religión. Y el condón sigue siendo, hasta hoy, el campeón de la prevención contra el VIH. Ése es el fondo de la discusión. Lo demás, es decir, la referencia a su uso para prevenir embarazos, para tener relaciones extramatrimoniales, para intercambios entre personas del mismo sexo, y miles de etcéteras, que seguro se extienden tanto como la imaginación de los seres humanos, es otro cuento.
La foto, ignoro su autor, pero fue un amable envío de Giovanni Nostro hace unas semanas y se intitula Papacondonato... para su disfrute. ¡JA!

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