Amanecer en el mismo lugar


Amanecemos con los resultados que ayer a se anticipaban: ninguna sorpresa. El PRI arraza en sitios inimaginables. Hasta en Guadalajara, típica ciudad conservadora y de derecha, el partidazo se recupera. De repente cualquiera diría que es parte del voto de castigo y entonces me pregunto si ante esta realidad hay una posible salida o si de plano no hay nada que se pueda lograr, ya no para que sea el PAN o el PRI o el PRD o el que se quiera, sino para que exista democracia, que en términos muy sencillos significa, entre muchas, miles de cosas: justicia social, aplicación de las leyes, limitación a los voraces para pisar y
cagar encima de todos los que ellos creen que son menos que ellos (que somos todos), en donde se castigue el abuso y la corrupción (pero de verdad) que es tan descarada (nada más ver cómo el presidente municipal Petersen hace calles y banquetas), en donde se tenga acceso a la salud, a la educación, al trabajo... ¡es mucho pedir eso en México!
Los mexicanos tenemos muy pocas posibilidades de exigir lo que las leyes nos dicen que tenemos derecho. Cuando lo hacemos, por lo regular nos enfrentamos a que nos califiquen de rijosos, exigentes, caprichosos, criticones, contrarios a todos y miles de calificativos por el estilo que siempre se atienen a la otra forma de funcionar del país: una forma que no tiene límites y que no tiene reglas escritas; cuestionar actos corruptos a veces nos lleva a ser criticados por nuestros propios amigos: "Ya párale, te van a chingar". "No te metas, son muy influyentes". "Te van a corer".
Bajo estos no principios se rige la vida nacional. Es impune. Es para los que aplastan, para los que tienen peso económico o político, fuerza agresiva, que golpean o que están colocados en puestos que les otorga capacidad de venganza, de aplastamiento, o que no saben manejar y agreden a los peatones por atreverse a usar su derecho soberano de paso.
Rosanna Reguillo dice que luego de lo que ha pasado, este va a ser un gobierno muy acotado, vigilado por los ciudadanos. Yo más bien creo que no, porque no existen mecanismos que nos permitan hacerlo, aunque por supuesto está escrito en las leyes que nos "rigen". Una rápida lectura de las leyes y reglamentos sobre cómo se gobierna y una revisión de los derechos ciudadanos, dicen CLARAMENTE, que podemos exigir a los gobernantes, que podemos "reclamar" ("que el pueblo y la Constitución os lo demande") lo que nos corresponde en sentido estricto del derecho. Pero si existe, ¿entonces cómo es que alguien puede pensar en que hay que exigirlo? ¿No deberían actuar por sí solos y cumplir con el mandato de la Ley? ¿O también eso hay que exigirlo?
El cinismo de los políticos llega a niveles increíbles. Sienten que llegan. Ése es su problema. Pero lo que realmente pasa es que lleguen a donde llegan no les autoriza nada, absolutamente nada, porque la Ley señala sus obligaciones (y sus derechos, que siempre han salido airosos, pero nada más éstos y no los primeros) y ésas nunca se aplican o cumplen.
México está engañado con la clase política que tiene. El poder de la sociedad es increible y es enorme, pero no nos hemos dado cuenta de lo que podemos lograr con él. Luego entonces, una sociedad que desconoce que puede decidir ser como le plazca, definir su forma de alcanzar mejores niveles de vida, de vivir en un medio ambiente bello y sano, de que el patrimonio sirva a las mejores causas y no sea deformado por intereses ridículos (foto del Hospital Civil y en lo que lo están conviertiendo), de poder alcanzar mejores deportistas, artistas, creadores, servicios, es un país que no sabe en dónde está situado y no puede acariciar el bienestar que la democracia, por ahora como sistema alcanzable, le puede brindar.
Visto así de simple, parece fácil, pero es ése el salto mortal doble y sin red que no podemos dar. Quizá no lo daremos. A no ser que haya algo serio que derrumbe todo como un cataclismo, el supercalentamiento global en puertas, un macrosismo... una revolución. ¿Será? Queda poco tiempo para averiguarlo.

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