El patrimonio cultural y sus enemigos I


Tengo la creencia de que Jalisco está fuera todo apego a muchas cuestiones legales que existen en este país. Esa creencia se apoya en muchos años de experiencia en la defensa del patrimonio urbano arquitectónico. Siempre, que yo sepa, en Jalisco, las violaciones de la Ley Federal de Monumentos ha sido una práctica recurrente. Por regla general, la actitud de las autoridades estatales y municipales de Jalisco ha ido en contra de la conservación del patrimonio, a pesar de llamados a la cordura por parte de organismos nacionales e incluso internacionales.Sólo para ilustrar, los ejemplos de la Plaza Tapatía (hecha a contrapelo de la ley y en retribución a los hijos de la revolución, con complicidades centrales), que fue un bombardeo al centro histórico como pocos y la destrucción de notables ejemplos de arquitectura histórica, pero además de deformación de la estética urbana; el de la destrucción del altar mayor de la catedral de Guadalajara (contraviniendo la Ley, pero además declarando por parte del INAH: "... por esta ocasión se puede autorizar demoler el ciprés de la catedral de Guadalajara, sin embargo, este tipo de obras no son viables en catedrales como la de Puebla, Oaxaca o cualquiera otra"), y ahora el de la Villa Panamericana, el de Mezcala, el del Puente de Arcediano, la presa del Zapotillo y la inundación de Temacapulín.

ICOMOS local calla.
Me sorprende mucho (pero entiendo la complicidad), de que el comité local de ICOMOS, parte del Comité mexicano de un organismo internacional dependiente de la UNESCO, no haya intervenido para detener el desaguisado y la destrucción en la Isla de Mezcala, pero sí se haya pronunciado por temas como el patrimonio en Avenida Chapultepec o de la Villa Panamericana y eso, de manera más que tibia. Al parecer el comité local de ICOMOS vive en la complicidad y en arreglos de algún tipo para no intervenir opinando con el peso que tiene sobre los desastres que ocurren en Mezcala.
Un organismo cuya composición y organización deberían ser abiertas, democráticas y siguiendo el espíritu internacional de transparencia y ética, en Jalisco ha funcionado como un club de amigos y aún más que eso, como una pequeña etiqueta que no hace nada por los sitios y los monumentos..., quizás sólo cuando se trata de llevar agua a su molino. Es lamentable, porque el prestigio mundial de ICOMOS es un bastión de la defensa del patrimonio cultural. Aquí, al menos, los principios y la civilidad, la honestidad del organismo, parecen perdidos. Es que estamos en Jalisco. Y veamos
por qué debería intervenir ICOMOS en Mezcala.

La Isla de Mezcala entró como un proyecto interesante de conservación del patrimonio arquitectónico del lugar desde 2004, a raiz de las celebraciones planeadas para el Bicentenario de la Independencia. Al parecer quienes inicialmente trabajaron en promover el proyecto, como la Secretaría de Cultura en ese entonces, pensaban en la posible consolidación de los restos arquitectónicos y arqueológicos que en ella se encontraban. El
centro INAH de Jalisco, participó en ello, asesorando y señalando las acciones necesarias para llevar a cabo una intervención en la isla atendiendo a sus atribuciones y a las normas de conservación patrimonial que maneja. Los atributos de la Isla son muchos, pero sobre todo porque fue escenario de un levantamiento valiente y heroico de los hombres que formaron a México en la Independencia. De ahí que la intención de intervenir en el sitio por la proximidad del Bicentenario de la Independencia fuera parte de la motivación inicial.
Durante los años de abandono que sufrió la isla y sus construcciones,desde mediados del siglo XIX, las ruinas habían aumentado: pocos edificios se habían escapado de la destrucción del tiempo y de la maleza, aunado al de los depredadores que llegaban a la isla a extraer ilícitamente lo que pudieran y de los cultivadores de chayote que atendían a sus intereses inmediatos pero no a los del patrimonio existente.
El proyecto de consolidación de los edificios de la isla, convertidos en ruinas por el tiempo, fue aprobado por el INAH en Jalisco en el año 2006. Sin embargo, desde el inicio empezaron los problemas. Desde un proyecto mal informado, mal pensado y carente de sensibilidad ante las ruinas, hasta los problemas legales que generaron quienes trabajan en el lugar: el ayuntamiento de Poncitlán, la Secretaría de Cultura, el proyectista y el contratista de la obra.
Desde su inicio la destrucción no tuvo límites. Careciendo de bitácora de obra, trabajaban en derribar árboles centenarios, ciruelos sembrados con gran cuidado como parte del diseño del paisaje del siglo XIX, removieron los restos arqueológicos como si fuersen escombros, determinarion reconstruir sin licencia, cuando se trata de una consolidación. Se pueden enumerar un sinfin de trabajos fuera de programa y carentes de legalidad, que se han realizado sin tener sensibilidad ante el conjunto histórico tan relevante para la historia. Entre ellos, la ausencia de un trabajo de interpretación de los edificios en ruinas, de valoración correcta de lo que ahí existe como parte de un conjunto que quedó congelado por el tiempo, si bien deteriorado en forma terrible por la naturaleza y la mano del hombre. Recientemente se destruyeron las almenas de piedra suelta hechas por los insurgentes, porque los proyectistas" creyeron" que era algo accidental la ondulación de los lienzos de piedra acomodada y ¡sorpresa! la emparejaron y unieron con argamasa. Otra perla más debida a la insuficiencia de quienes trabajan ahí.
A lo anterior se suma una omisión grave, como la ausencia de gestión social del proyecto con sus legítimos propietarios de la comunidad de Mezcala que tienen un gran celo por la defensa de su territorio. Nunca se les ha tomado en cuenta si no para que sean provedores de mano de obra barata y contratada con gran desventaja y sólo cuando preguntan se les ofrecen cuentas de vidrio: tendrán trabajo y la economía local se verá beneficiada. No dicen cómo, pero sabemos que serán prestadores de servicio, lancheros, barrenderos y jardineros, veladores... nunca serán protagonistas de lo que es parte de su propia historia.
Ahora que se trabaja en la reconstrucción, que es una reconstrucción de falsos porque carece de estudios arqueológicos y sustento científico o de análisis serio de lo existente, se carece de un proyecto de uso y destino del conjunto. No tienen idea para qué reconstruyen, no saben qué harán en el lugar o, al menos, no lo dicen porque tal vez sea algo inconfesable... y tal vez innombrable. Todo proyecto de restauración o intervención en el patrimonio debe contar con un objetivo social, un proyecto de uso y una certeza de ocupación útil. Mezcala no.

Las fotos montadas son por cortesía de Marie-Frédérique Dupré. No son lejanas a la realidad. Gracias.

Comentarios

ELPPGG ha dicho que…
Mi queridisimo Cuac, parece que finalmente alguien te esta poniendo atencion, hoy lei que tu proximo alcalde esta en desacuerdo con la ubicacion de las tristemente famosas villas panamericanas, asi que animo, tu partido de siempre el pri te va a hacer justicia, pobre pais!!
Un abrazo gege
Cuauhtémoc de Regil ha dicho que…
Si, mi querido amigo. Parece que no es que me escuche, lo que pasa es que la realidad le está cobrando facturas a la ineficiencia. Un abrazo muy fuerte!

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