Ver Guadalajara


Guadalajara tiene una vida urbana que ha sido marcada por muchos factores históricos desafortunados de los cuales conviene hacaer una breve síntesis. Si consideramos que su fundación fue trashumante por cerca de diez años del siglo XVI, moviéndola de un lugar a otro hasta fialmente saentarse donde hoy se encuentra; que durante la Colonia su vida urbana estuvo sometida a los vaivenes de la economía y luego azotada por las grandes pestes del siglo XVIII, de las cuales no escapó todo el territorio de entonces; que en el siglo XIX logró finalmente una consolidación urbana notable y sólida debida al comercio consolidado por una base urbana bien estructurada, pero donde la competencia comercial de otros centros limitaron un crecimiento esperado y el desarrollo industrial fue limitado en comparación con Monterrey, por ejemplo. Luego, en el siglo XX, independientemente de la Revolución, su situación fue no muy boyante debido a los problemas sociales derivados de la inseguridad y luego la guerra cristera.
A mediados del siglo XX se inició su destrucción acelerada gracias a un destructor visionario del fracaso urbano como Ignacio Díaz Morales, seguido por las decisiones pragmáticas de los cachorros de la Revolución con la Plaza Tapatía, tumba de un porcentaje importante de monumentos históricos irrecuperables y hoy, en pleno siglo XXI, con la pérdida de la brújula de la planeación urbana con los proyectos de "modernización" del centro histórico y el proyecto de la villa panamericana, una joya de la urbanización subdesarrollada, premoderna y antidemocrática (uf! qué adjetivos tan cortos!).
La suerte y la fortuna no ha acompañado a Guadalajara en su historia. No estoy seguro que pueda volver a ser la Guadalajara que tenía una imágen tan creíble cuando se hablaba de ella como una promesa y lo era. Me pregunto, ¿dónde está su autenticidad (que la tiene), dónde su carácter del que presume?
No dudo que habrá que hacer una revisión amplia de lo tapatío.

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