Feliz Año Nuevo 2010

Instrucciones para no detener al Tiempo.
Cada ciclo llega a su fin. El sentido del tiempo depende de muchos factores, si bien es invariablemente implacable con su transcurso puntual, preciso, intenso e infinito. El tiempo que nos priva de amigos, de compañías queridas y de situaciones de la vida siempre se solaza con nuestra resistencia a él. Él pasa, no le importa qué carajos pase por la mente de los pobres seres mortales que nos esforzamos en querer jugar de manera terca en su contra, como pretendiendo escapar, como queriendo escondernos de él. Pero como es impasible, omnipresente y omnipotente, no podemos más que jugar nosotros mismos con la ilusión de que siendo invitado silente, estará calladito el muchacho, bien portado... ¡hasta que nos salte a la yugular! Mientras tanto, hay que disfrutar su paso.

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Y como suele pasar, hablando del tiempo, estamos en el filito del impasse entre el 09 y el 10, año que concluirá la primera década del milenio, y del siglo, con no muy buenas noticias para México. Si la cabalística existe, es posible que se redondeé el camino del cien en cien, con revueltas y movimientos nacionales que han hecho no pocas dagas y desastres al país, teniendo en cuenta las muertes y la destrucción, no así los cambios que ellos han propiciado. En ello mucho llevan las famosas autoridades nacionales, de gran impericia y absoluta incapacidad para dirigir los destinos de un país. Es un desastre armado contra todos los habitantes de un país que ha mantenido una paciencia de santo para con sus gobiernos de todos los colores y tendencias conocidos hasta ahora.
Es interesante asistir a la debacle de un país que había superado muchos retos; el de hoy no enfrenta retos, asume derrotas. O al menos eso es lo que nos deja saber el estado mexicano bajo la manga de un presidente cuestionado y sin apoyo de la población, hecho que debió preguntarse el mismo señor cuando se consumó el fraude o por lo menos cuando se puso en tela de juicio la elección del 2006. Estamos realmente viviendo los resultados de esa situación incómoda a la que unos ilusos pusieron unas calcomanías de que la elección había sido y ya: "por un México en paz" decían. Y sí, se ve, se siente.
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Nuevos gobiernos municipales con cambio de partido político no son una esperanza: parece que vuelven los mismos patanes de siempre y los mismos gandallas: en Cultura de Guadalajara, la señora que no atiende más que a sus intereses va a hacer historia por su complicidad a prueba de fuego. El resto, sólo van a tener que cuidar las apariencias. Ya veremos.
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Pero de todos modos, y a pesar de los pesares, dejo a mis lectores hipotéticos con un abrazo y un deseo de que el 2010 sea, por lo menos, mejor que los últimos nueve restantes. Ése es al menos, mi deseo.

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