Iniciando 2010

Un patronato no tanto
Del recuento de los daños a la cultura y al patrimonio, del recién finado 2009, no me cabe duda que ése año ha sido uno de los más dañinos y destructivo. Tan sólo por mencionar los desfiguros de la nomenclatura de las calles de la ciudad, promovido y al parecer realizado por el engendro llamado Patronato del Centro Histórico entre cuyas atribuciones deberían de ser (pero en realidad no lo son), patrocinar y gestionar recursos para mejorar el centro de la ciudad, el recuento ya tendría visos de ser escandaloso; nada más pensar en las tonterías escritas en las calles con una desinformación nunca antes imaginada en esta ciudad sería ya mucho. Pero no.
Ahora están colocando una gran cantidad de mamotretos de anuncios ridículos en todas partes en donde su desinformación les da a entender, que suele ser en los frentes de algunos monumentos de la ciudad de los cuales poca referencia tienen. Carecen de licencia, pero eso ¿a quién le importa?
No podemos dejar de mencionar las aberraciones que se llevaron a cabo en los portales de la
ciudad en donde las columnas de dichos portales dejaron de ser auténticas para convertirse en chafas remedos de cemento tolteca o apasco... y por supuesto toda la serie de trapacerías llevadas a cabo por el ayuntamiento panista en las
fachadas de monumentos históricos de Guadalajara como si se tratara de una ciudad escenográfica, falsa. El problema es que no se reconoce con ello el valor que tiene el paso del tiempo por los edificios y se renuevan con criterios en donde se ignora la técnica de restauración y los mejores métodos de conservar una ciudad en su autenticidad. Y pensar que todavía andan queriendo promoverse ante UNESCO porque les "viste" tener el reconocimiento de esa institución que resalta la autenticidad como pauta de reconocimiento. En la foto una basa de cemento que ilustra la nobleza tapatía de conservar el patrimonio. Una forma preclara de exhibir la miseria cultural.

Hace algunas semanas hice una reseña de algunos de los fallidos letreros de las calles de la ciudad que tienen yerros inadmisibles en cualquier ciudad decente; ahora hay que darse una vuelta para descubrir los letreritos absurdos que no dicen nada y que afean la visual, sin contar con las futuras grafiteadas, depósitos de basura y su inminente oxidación. Pero qué se le va a hacer: es esta Guadalajara, ciudad más fallida que el supremo gobierno. Los viajes, amigos míos, no ilustran a todos.

Claro que también en Valencia, España, hace aire. En recientes notas se hace ver la actuación de los conservadores de la derecha en el ayuntamiento local, quienes promueven el proceso de destrucción del antiguo barrio de Cabanyal, para dar paso al progreso. De conservadores de derecha a conservadores del patrimonio hay mucho trecho.

Hacer crecer los dientes
Sin duda es algo notable, notabilísimo: la noticia es del Reino Unido y señala que los científicos (que no paran de ser ociosos) acaban de descubrir una forma de hacer crecer los dientes caídos, o sea, adios a los implantes. Como todos (o casi todos) los humanos, no me salvo de los problemas dentales y me parece que eso será sin duda una maravilla: que los dientes caídos o con múltiples reparaciones puedan renacer y que la visita a la cámara de tortura que es la sala del dentista sea realmente de efectos menos traumáticos. ¡Viva la ciencia y la tecnología!

Una lectura promisoria
Si bien nos preguntamos cada día qué pasa con este país, y cada vez la respuesta parece estar ausente o por lo menos en punto suspensivos, un enfoque novedoso a toda esa gran pregunta parece estar en un libro de pronta aparición: La culpa de México, de Pedro Ángel Palau. Según la nota de La Jornada de hoy, se trata de "descubrir cuándo se jodió la nación". Son muchas las cosas que no andan bien en este país, pero sin duda nos hace mucha falta analizarnos, encontrarnos y poder descifrarnos como nación. Cada vez que uno asoma por la historia de México, no dejan de aparecer toda esa caterva de canallas que se colaron al parnaso de los héroes nacionales sin documentos. Bien la llama el autor una épica del fracaso. Bajo el sello de Grupo Editorial B, colijo que ya está a la venta en el DF; dentro de un año tal vez en el resto del país.

Roma en emergencia
Las lluvias torrenciales hacen temer a los romanos de inundaciones graves. Aunque no sin precedentes, el Tíber ha crecido de manera poco frecuente, más allá de un metro del nivel del paseo peatonal en el canal del río que cruza la ciudad. Cambio climático, sin duda. El Tévere es simbólico en su recorrido por Roma y sin duda la Isla Tiberina es la referencia a las calamidades: el Ponte Roto lo es por razones precisas, además de las guerras, las crecidas del río. La Isla parece estar ahora como foco de atención debido a que una creciente de las aguas puede ser anuncio de calamidades infrecuentes para la ciudad.

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