Los tiempos que corren




Dadas las circunstancias por las que atraviesa el mundo, y en particular México, se tiene la impresión de que todo marcha al revés. Al menos ése es el sentimiento y la percepción, únicos vínculos con la realidad que poseo en lo inmediato, en la vida cotidiana que se ve pasar y se testimonia.

1
Muchos amigos se han ido en el último año; desde el buen David el Negro Guerrero, Arturo Suárez, Javier Galván Villegas, hasta uno que no fue mi amigo pero que estimo: Carlos Montemayor. Todos tenían en común la idea de un mundo diferente al que nos toca vivir, por lo menos más equitativo, igualitario, parejo, justo. Ninguno vio esos anhelos cumplirse en la realidad, a pesar de sus esfuerzos en cada una de sus áreas. Creo que mi generación se irá sin cumplir ninguno de esos sueños y lo lamento por nuestros hijos, por los nietos y quizás por los bisnietos: el país es rehén de unos pillos de cuello blanco que han puesto al Estado de rodillas ante la complaciente mirada de todos nosotros, por lo regular una sociedad conformista, apática en donde apenas unos cuantos se han logrado deshacer de mordazas ante la indiferencia que parece ser el hilo conductor de todo este desastre, a pesar de que se intente hacer lo contrario: interés, participación, debate, discusión, cuestionamientos.

En el país de las simulaciones, se invita a tener participación, a no ser indiferente, pero cuando esa invitación es asumida como tal, resulta que los promotores resultan indignados, molestos porque se les cuestiona, se les recusa su comportamiento esquizofrénico. En esto vamos muy atrás socialmente y es el signo más desalentador porque existe la creencia que el mundo real es una creación particular y simple, y no una compleja suma de pensamientos, principios y leyes que forman parte de la formación social.

2
En el tema de los transgénicos, el maíz en particular, es el asunto más preocupante por una simple razón: ignoramos los efectos nocivos que causa a los humanos su consumo, pero se sabe a ciencia cierta que son una forma de modificación y alteración de las plantas originales que se condenan a la extinción (acción la cual es inexplicablemente reiterada por el humano), y que someten a la sociedad a depender de las semillas porque, es muy sencillo, simplemente no se reproducen, porque siempre habrá que comprar a Montsanto y otras transnacionales un producto que ellos venderán al precio que se les de la gana. En otras palabras, eso se llama esclavismo genético.
México se somete a esos intereses porque quiere, se dice, ser moderno y producir y, por tanto, exportar. ¿Exportar a dónde? La Unión Europea ha negado el uso de transgénicos así que exportar a Europa va a estar difícil. Muy pronto se limitará a sólo el consumo interno de cada país la producción agrícola modificada genéticamente. Otro argumento es que así se reducirá la pobreza alimentaria a la mitad; pero ¿quién puede asegurar esto? La población humana crece a ritmos devastadores y la acumulación de las ganancias es para muy pocos, quizás para menos de 2% de los humanos, justo aquellos que poseen los medios para producir semillas genéticamente modificadas.

3
Los titulares de las noticias sobre los hechos en la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, dicen que la Suprema Corte de Justicia dio su "opinión" legal sobre el caso y en ella señala la responsabilidad de Molinar Horcasitas, entonces director general del IMSS y actual de Comunicaciones; y de Eduardo Bours, ex gobernador de Sonora, entre otros funcionarios de segundo nivel. Horcasitas, además de declarar con gran ligereza sobre Brasil (la samba deberíamos tenerla nosotros porque ésa sí que deja divisas), dice que le hacen los mandados legalmente hablando: él no tiene responsabilidad porque los equivocados son los jueces caros que tiene este país y que cobran muchísimo más que cualquier presidente de todo país medianamente civilizado. No es ya de sorprender que esto ocurra en México: la impunidad será de nuevo confirmada y no pasará nada a los implicados en responsabilidad criminal sólo por el hecho de que están protegidos por Los Pinos. Ni los magistrados, ni las instancias legales ni los ciudadanos podremos lograr que se castigue a los responsables de la muerte de 49 niños por la privatización y manejo irresponsable de una protección social irrenunciable, pero que en México parece ser un asunto menor. Es una mierda.

4
Y para que no todo se vea tan mal, las condiciones del planeta se tornan algo complejas: el reciente sismo de Chile provocó un retraso menor en la duración de los días, que serán más cortos unos milisegundos más. Los efectos en el planeta de esto no son pocos, porque se suman a otros desequilibrios nada despreciables, como la capa de ozono y el calentamiento por efectos de CO2 en la atmósfera. Los días serán más cortos afectando la salud del planeta, pero al menos nos queda el enorme alivio que la presidencia de Calderón será más breve.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Virote o birote?

30 años de la Plaza tapatía

Torpezas en Santa Mónica, Guadalajara