El síndrome de Fox, al revés


Se leen las noticias como algo ya tan especializado en ruptura de neuronas que a veces es preferible mejor rajarse. Dejar de leer las noticias puede ser por momentos reparador, pero luego, el regreso a la realidad se hace más complicado: el panorama se vuelve más negro que gris, tal vez por la pérdida de práctica. La adrenalina que la lectura matutina del periódico produce, la serotonina que también se secreta; la sonrisa que sale en un repentino requiebro, en una caricatura de Magú o de Hernández...
Me pasó. Simplemente las vacaciones demasiado largas que tengo, no sólo me han permitido leer, sino también hacer bricolaje, actualizar cosas (tirarlas a la basura, pocas), reparar, componer, terminar pendientes eternos (no todos, claro) y, no leer ritualmente el periódico favorito (que a estas alturas ya se sabe cuál es), para estar a tono de las babosadas que a diario hace el presidente del empleo, los generales, los secretarios y la pléyade de servidores públicos de alto rango que, sólo por tener a raya la capacidad de sorprenderme, me chuto todos los días "normales".
Luego se pierde la práctica. Mi tío Rafa me dijo de un caso sonado en Guadalajara en que una funcionaria o "vara alta" del Congreso local le había partido el queso a una zona de murales de Orozco o algo así, para hacer "sus" oficinas. La verdad ni investigué. Me dio tanta güeva, que mejor dejé por la paz la curiosidad y me distraje en cosas más interesantes para evitar caer en la muina o en el eterno desencanto con el contexto, para mantenerme con esa ingenuidad genuina que prefiero algunas veces ante atentados demoledores como destrucción de mosaicos de filiación Carlos Mérida o de fincas patrimoniales, alteración de testimonios del pasado o simplemente de no hacer corajes.
No me parece tampoco que sea mala idea divagar. Leer las notas más light, ver los espectáculos nada más, es como vivir en el mundo de las maravillas o en el país de nunca jamás, o Jabaz, al que prefiero sobre el primero. ¡No!, no voy a caer en el síndrome de Fox.
Así que le busco el buen ángulo a las noticias que fatalmente le dicen a uno que la realidad existe después de todo. Por ejemplo, la enredada madeja de la pederastia y los abusos sexuales de los curas católicos y cómo están poniendo a la Iglesia a parir chayotes al revés, no por otra cosa sino porque deben pagar sumas millonarias para apaciguar el descontento en Irlanda, en USA y en otros países civilizados menos, por supuesto, aquí en México . La expresión de gran humor de Ringo Star ante el perdón del Vaticano al grupo de Los Beatles (¡beatos ellos!) por sus antecedentes diabólicos: "I couldn't care less", dijo Ringo pues en realidad, a estas alturas del desprestigio católico, no puede ser tan poco importante un perdón no pedido y, más aún, dado en momentos en que se trata de distraer la atención con una nube de humo de otros asuntos más graves, como bien me dijo un amigo de Facebook.
Afortunadamente, la instalación del calentador solar en casa supuso toda una aparatosa modificación de instalaciones hidráulicas, arreglos, composturas que me pusieron fuera de combate, es decir, fuera del eterno golpeteo de la realidad. La realidad, por supuesto, se me vino encima cuando por fin me di cuenta.

La Casa de las Palomas Azules en Ajijic fue por casi tres años un amable refugio en donde ocurrieron muchas cosas memorables para mi. Aún en pie, parece que conserva ese patrón de vivienda de una población indígena mermada, acorralada y despojada, mantiene aún el espíritu de los viejos, para memoria de otros por venir. Un homenaje a los verdaderos dueños de los sueños del lugar. No sé por qué me recuerda mucho la parábola que describe la película Avatar de Cameron: los vencedores son, al final de la historia, los hijos de la tierra.

Comentarios

Allewar ha dicho que…
Justamente hace un par de semanas visitamos Ajijic, y durante una caminata pasamos por la Casa de las Palomas Azules. Se vinieron algunos reduerdos.
Por cierto, parece estar deshabitada. Espero que no se deteriore mucho, pues ya se nota el abandono en las puertas y ventanas.
Cuauhtémoc de Regil ha dicho que…
Allewar, gracias por el comentario. Es verdad, parece abandonada y eso es una tentación para destruirla, como suele pasar en todas partes, para sustituirla por algo escenográfico o quizá hollywoodense.
Debo decir que viví ahí hace ya veinte años (!!!) y con todo y eso, parece no estar tan mal después de todo. Ojalá no me roben la memoria y a tantos que la han visto con atención como tu.

Entradas populares de este blog

Retrato de Finnegan

30 años de la Plaza tapatía

¿Virote o birote?