Saramago y noticias del mundial


El gran escritor José Saramago se ha ido pero ha dejado parte de su vida en sus escritos tremendamente humanos, plenos debilidades humanas, de destellos de esperanza de esta humanidad en futuros quizás imposibles pero ciertos en los escritos de este portugués al que su patria castigó. Es una lástima siempre perder a los grandes hombres porque quizás uno espera poder algún día verlos, platicar con ellos, disfrutar de su voz y sus palabras al viento para disfrutarlas tanto o más que sus palabras escritas en tinta o virtualidades fugaces. Quizás don José compartiría mi idea de pensar que aparte de ver a los grandes en persona, lo mejor de ellos es leerlos y por lo tanto no debería haber tanta pena cuando mueren: quedan sus escritos. El único problema es que en ese momento callan para ya no decir más de este mundo que vivimos a diario y eso es insoportable.

Al leer su Ensayo sobre la ceguera, siempre aparecían ante mi los episodios más tristes de la humanidad y la posible salida de tanta tristeza. Hay entre las ideas escritas en esa novela, la posible esperanza de que tanta miseria se cure o que por lo menos se rompa ese pequeño problema del egoísmo que padecemos. Pareciera tan fácil. Es tan fácil.

Siempre me identifiqué con Saramago (debiera decir me identifico, en presente), sobre todo porque siempre que sabía de él, sus ideas y palabras iban directas a la esperanza y a alejarse de la ataraxia absurda del silencio. El silencio siempre es cómplice porque permite que todo siga igual. Por esa razón, cuando se tiene la inteligencia suficiente para no guardar silencio se pueden vencer muchas ataduras y decir lo que es debido para liberar a la humanidad en la medida de lo necesario. Me identifico con él por su ética, por sus ideas y por su lejanía de los dioses.

Las ideas de Saramago inspiran siempre. Siempre se podía pensar, leyéndolo, que no es tan difícil componernos, mejorar esta realidad que vivimos por generaciones. Por eso leer su trabajo o sus entrevistas hacía volver la fe en el mundo y en la esperanza de siempre mejorar. Pero quizás lo que más me parece importante es que siendo él un ateo, sus sentimientos parecen más esperanzadores de redención que los de cualquier religión. En eso es en lo que podemos ser mejores y en eso quizás radica la futura felicidad de los humanos, no en paraísos inasibles y demasiado chantajistas. Seguro hay un mundo mejor sin ideas falsas.

El mundial de Sudáfrica apaga muchas cosas que no se refieren al futbol. Además de poder cometer tropelías aprovechando la zanahoria del Mundial, muchas noticias importantes se esfuman, o se olvidan. ¿Qué pasó con Diego Fernández de Cevallos? ¿Por qué no hay culpables en el caso de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora? ¿Cuántos muertos nuevos cada día, cuántos pobres cotidianos, cuánta impunidad? Esa realidad regresará al final del mundial de fut. Ni modo, el pan y el circo siempre han funcionado.

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