La villa panamericana en Guadalajara


Llega el tiempo de revisar muchas cosas que ocurren en la ciudad por estos días. Una de ellas es el hecho sin precedentes de que se celebrarán en 2011 los juegos deportivos panamericanos en Guadalajara. Pero la ciudad parece no tener claro el compromiso que se le presenta.
Se está buscando en forma puntual definir el lugar para alojar a los deportistas en la llamada Villa Panamericana, además de que, al parecer, se han llevado a cabo algunas adecuaciones e inversiones importantes en los espacios deportivos necesarios para la realización de los Juegos. Pero además de eso, no parece haber brújula en mano de quienes trabajan en el tema de la realización del acto deportivo.
¿Por qué lo decimos? Porque la ciudad no tiene rumbo fijo; no hay una estructura urbana adecuada ni siquiera para los habitantes cotidianos, mucho menos para los que llegarán en 2011 y permanecerán por un mes en la ciudad. Las calles y banquetas de la urbe son como de un país africano (con el debido respeto), saqueado por sus gobernantes: los baches de las calles son impresionantes, las banquetas no tienen definición como tales, están llenas de obstáculos, el mobiliario urbano es de todo tipo cuando lo hay pero por lo regular no existe, no hay botes para depositar la basura, se están llevando a cabo obras de destrucción del patrimonio, mismo que está abandonado de todo cuidado de la autoridad... no hay transporte urbano colectivo digno de cualquier ciudadano de un país cuya economía se cacarea como la 15° a nivel mundial.

En resumidas cuentas, a tres años y medio de la celebración, la ciudad no está preparada para recibir ni siquiera un torneo de ajedrez de mediano pelo. Y lo peor es que todo parece concentrarse en la famosa Villa y no en la ciudad, en su infraestructura, servicios, presencia, ordenamiento, adecuación urbana... parece que todo llegará a plazo con improvizaciones de todo tipo y con soluciones apresuradas porque para poder tener un espacio adecuado, se necesita sin duda
planeación y eso no es lo que se observa en la ciudad a pesar de ciertos intentos y buenas intenciones.

Hay quienes dicen que es bueno mejorar la zona del parque Morelos, la antigua Alameda; pero, sin duda, no es bajo la forma de concentración y densidad tan fuerte que ese tipo de conjunto habitacional podrá reanimar y mejorar el espacio urbano de la zona, y mucho menos del centro histórico tan abandonado a su suerte. No se puede mejorar un espacio urbano de una historia tan larga introduciendo este tipo de desarrollos modernos y con características tan especiales, inadecuadas para ese tejido urbano tan particular.

Ahora vamos a esperar los resultados. Esperemos que se revise bien lo que es prudente hacer y lo que no se debe hacer. Ojalá que la triste experiencia de la Plaza Tapatía, hace casi treinta años, pueda servir de escarmiento... pero tal vez no sea así.







Comentarios

Entradas populares de este blog

Retrato de Finnegan

30 años de la Plaza tapatía

¿Virote o birote?