Presitis xalisciensis

Para la historia
Se está dando un nuevo avance a ciegas a la "presitis" jalisciense. Entre la aún ambigua presa de Acedaño, que aún sin tener certeza en su ejecución ya se destruyó el histórico Puente de Arcediano, y la del Zapotillo, que es en realidad una ampliación de la ya existente pero que atenta contra los pueblos históricos de Temacapulín y Acacico, y la presa de La Yesca, la cual de tan cercana, pero como resultado de una tradición de desconocimiento del territorio, parece que a nadie le quita el sueño (¿o será que no hay ninguna limitación en su ejecución y es muy limpia la acción emprendida?), este estado del país da la impresión de convertirse muy pronto en una enorme presa para beneficio de quienes sepan sacarle jugo a una situación que el futuro reclamará muy pronto y que es la crisis del agua. El tiempo lo dirá.
Y ahora mismo, el asunto de la presa se pone color de hormiga: el niño ahogado no permitirá que se tape el pozo de Acedaño. Un gobernador que se siente Moises y que va a desviar las aguas del Santiago es para la historia de la humanidad, no es cualquier cosa superflua. La acción temeraria del gober parece más bien una respuesta desesperada ante lo ineludible de responder por lo que sigue insistiendo el gobierno de Jalisco en llevar a cabo: construir la presa de Acedaño y llenarla de miasma y aguas no sopechosas, sino definitivamente venenosas, para el beneficio de los consumidores tapatíos. Es evidente que la postura poco democrática y abusiva del poder traerá consecuencias muy especiales que la sociedad jalisciense parece no medir. En caso que la midiera, de seguro la oposición a la imposición sería un acto de salvación y no de sumisión como parece ser en el caso; el hartazgo no ha llegado aún a la sociedad local, la paciencia es definitivamente una virtud que sólo se da en el terreno lleno de jal (o xal), la tierra pumítica y ligera que le da nombre a este estado de México.

Para la historia de la caricatura
La otra realidad es aún mejor. El concepto de turismo que tiene el gobierno de Jalisco es sorprendente. La telenovela de la ciudad, patrocinada por todos nosotros aún sin estar de acuerdo, tiene como fin aumentar el turismo a esta ciudad. Sólo en el país de los sueños de los panistas esa es la respuesta contundente, técnica y planificada de sacar adelante la promoción económica de una ciudad en materia de turismo. Ojalá tengan suerte. Pero por lo que se ve, el paisaje urbano no promete nada para ello. Nada más hay que ver unas imágenes de las que los turistas disfrutan a diario en el recorido del turibus, para imaginarse el exitoso fin de tanta enjundia promotora. Este paisaje urbano que se presume con tanto orgullo por parte de los burócratas del turismo, es de seguro la aspiración que tienen de ciudad y, en definitiva, es la base de toda construcción de la ciudad en términos mediocres. Dénme un paisaje urbano moderno que nos ayude a imaginar algo mejor.

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