(Dis)variaciones sobre la arquitectura

Uno
Pasear por la Perla es hoy en día una tarea compleja porque es una ciudad cada vez más abandonada a su suerte (es decir la suerte que le daparan los comerciantes y mercachifles de las más variadas calañas), y su suerte no es nada buena para nosotros los mortales de a pie. Sin querer ser reiterativo, ni mostrar nada nuevo a los amigos que sufren conmigo la misma suerte de vivir en este llano, es pertinente remarcar las acciones que NO se han tomado la molestia de llevar a cabo nuestras autoridades municipales. No es una ciudad para los peatones: nadie en su sano juicio puede hacer uso de movilidades alternativas porque las que se ofrecen al público son realmente de calidad ínfima, de planeación ausente y definitivamente son medios de transporte hechos para habitantes zombies, rancheros, apocados o silenciados. Los hechos lo demuestran palpablemente. Y más ahora cuando el tema del transporte se está dejando (¿quién lo está dejando? El gobierno de juguete que padecemos), en manos de los mismos organismos empresariales o semi empresariales a quienes nada importan los ciudadanos. Alguien me dirá que sí se ve con responsabilidad a los usuarios, pero nadie puede demostrarlo.
Pero no sólo es el hecho del transporte. La ciudad está "conducida" (es un decir) por un grupo de intereses muy mediocres. Daría mi voto de confianza cuando los proyectos ejecutados o por ejecutar en la ciudad mostraran la imaginación o la capacidad de asombrar o por lo menos de convencer. En materia de proyectos urbanos sociales (o sea, los hechos con nuestros impuestos o promovidos por el estado), no hay nada definitivo, ni siquiera ese nuevo sistema de movilidad que está siendo intorducido en la Calzada Independencia que no parece tener, tampoco, un sentido real de solución.

Dos
Y en materia de proyectos privados (¡oh, lo privado!, esa palabra que engulle a México como plaga cancerígena), que serían los proyectos que pudieran convencernos de las bondades de la privatización de México en todos los ámbitos como parece ser la aspiración de muchos gobernantes y ciudadanos lobotomizados, lo que en realidad nos muestran son arquitecturas de mediocridad contundente, de soluciones formales chafas y de empobrecimiento del paisaje urbano. No me vayan a decir que el condominio que se ve desde Plan de San Luis y Circunvalación cerca de la glorieta Colón (con su túnel vehicular, obra pública chafísima hecha a la africana), no parecen ser sino obras de los años setenta del siglo pasado. Lo peor no es que se asocie a esa década gris del movimiento moderno de la arquitectura, sino que se presente en un escenario urbano con pretensiones, con la íntima sensación de querer ser algo en verdad deseable para cualquier mortal dispuesto a desembolsar su abultado precio de condominio. Lo peor es que no es éste un caso aislado: las torres mediocres crecen como hongos en la ciudad de manera escandalosa. ¿No han viajado últimamente los señores promotores, constructores, diseñadores, arquitectos, urbanistas, o por lo menos no hojearán las páginas de las revistas de arquitectura que llegan o, ya de perdida, no consultarán la web? Guadalajara sigue siendo una ciudad mediocre por sus productos urbanos.

Tres. Ayuda publicitaria por el amor de dios.
Y para ilustrar nuestro humor, un mensaje que no puedo aún entender pero que me parece genial porque ilustra el anti espot, el promocional más kafkiano de los últimos tiempos: Tlaquepaque en la cumbre de la lógica: ¡no te hagas pato! una campaña sin parangón mundial. Seguro ya la habrán visto, y los que no, hé aquí la cumbre de la publicidad. "¿Tiras basura? ¿Te estacionas en doble fila? ¿Respetas a los discapacitados? No te hagas pato, Tlaquepaque es tu lugar". No sé la opinión de mis amigos, pero creo que algo sucede en mi cerebro que no logro entender el fin de tan genial propuesta de una lógica contundente. ¡Que alguien me explique!

Cuatro. Encuentros cercanos
La calle de Correo Mayor, en la Ciudad de México, siempre fue una calle llena de sorpresas para mi. Desde la escuela primaria en donde estudié en la esquina de ésa calle y Guatemala, el trayecto a la sede principal de la escuela Luis Cabrera en Moneda número 4, las travesías traviesas de estudiantes a Palacio y ahora el encuentro con amigos de Guadalajara ahí mismo: como si hubiéramos hecho cita, el escultor tapatío Alfredo López Casanova, ahora estudiando en la Academia de San Carlos, a tiro de piedra del encuentro, aparece de pronto en esa calle en ese momento y en esas cirunstancias. Siempre da gusto que las cosas coincidan de la manera menos esperada. Un gran gusto encontrarse donde menos se espera a los amigos. Y para ilustrar algo de ello, y en vista que algunos amigos se aburren con este blog tan letreado y menos ilustrado, ahí les van recientes imágenes de la ciudad más aburrida del mundo.
Guatemala y Correo Mayor en plenas obras Moneda 4, el antiguo Arzobispado con esculturas de Cuevas
Y si de sitios de interés se trata, porque esos sitios se han conservado por encima de intereses pecuinarios, o de mercachifles baratos a la tapa, el edificio de los años 30 que aún se yergue en Cinco de Mayo y Motolinía, calle de mis pintas para huir de los exámenes de quebrados de la Luis Cabrera, para leer a gusto a Poe, ahora tiene en su sótano de cajas fuertes de gran seguridad que atrapan a parejitas despistadas que acuden a escuchar jazz en el bar Zinco, para solaz de la noche y ampliar referencias a la vida auténticamente urbana de la capital de México.Muy recomendable para quienes anden por el rumbo, con visita obligada al famoso restaurante bar La Ópera, de centenaria tradición. Un breve recorrido informativo por la casa de las plumas más espectaculares de la ciudad y del país que seguro apantallarán a PPGG, y para rematar todo, una buena exposición al aire libre de la obra de Salvador Dalí junto al conjunto de San Francisco al pie de la torre Latinoamericana. ¡Final de fiesta!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Retrato de Finnegan

30 años de la Plaza tapatía

¿Virote o birote?