¿Mejorar la ciudad?

En la idea de progreso occidental debe haber algo que no funciona como se debe. Al menos la idea de progreso en los países subalternos suele carecer de orientación y falta algo que no atino a definir muy bien pero que tal vez sea imaginación, sensibilidad, humanismo (tal vez evoco el humanismo renacentista), sentido ambiental. O tal vez sea el progreso capitalista neoliberal en crisis el que no ofrece mejorías para el mundo en que vivimos, sobre todo en países rehénes de intereses focalizados sólo en las metrópolis del poder... o, como en el caso europeo, en las sociedades que han podido acotar muy bien al poder para lograr una mejor distribución de los beneficios del desarrollo en todo lo que el concepto pueda abarcar, que han logrado reducir los extremos contrastes y el deterioro ambiental y urbano. En el caso de México, ya sabemos que estamos con los pantalones bien bajados e inclinados al norte, pero además, la clase dominante reducidísima (cada día más) no hace más que entregarse a la ganancia como única meta posible porque de repartir de equilibrar, de distribuir y ampliar los beneficios del desarrollo no está en sus planes. El gobierno actual no tiene como principio la legalidad (2006 será siempre su mácula de credibilidad) y mucho menos el equilibrio.  Por eso es que esa política se manifiesta de manera abierta en el paisaje urbano de nuestras ciudades: el deterioro, el desequilibiro, la disfuncionalidad. Mis amigos me dicen a veces que exagero, pero una de las ciudades con mayores desequilibrios en materia urbana y ambiental es sin duda la zona metropolitana de Guadalajara. Inútil referir la memoria urbana porque es algo complejo de invocar en cada uno de nosotros. Pero para eso las fotografías del desastre son más que elocuentes que cualquier discurso o blog por más chafa que sea. Dejo el discurso a las imágenes.


  El Mercado Corona en los años 40 del siglo XX y el mismo sitio de la foto, en 2008




Mercado San Juan de Dios años 50 y, derecha, 2008. El deterioro interior creciente





Algunos aciertos: Iglesia de La Merced sin aplanados, retirados por el destructor Díaz Morales y repuestos por alguien con sentido plástico.

El resultado ha sido una ciudad castigada. Sólo muestro algunas imágenes, pero el habitante local, estoy seguro, lamantará el estado que tiene la ciudad hoy. ¡Y espérense a ver lo que el alcalde Petersen trae entre manos para la Villa Panamericana!

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