Un poco de FIL

Alfredo Navarro Branca, arquitecto

Me invitaron a presentar una monografía del arquitecto ingeniero Alfredo Navarro Branca y no pude desaprovechar para exponer mi impresión del trabajo que Olga Becerra y Salvador Díaz García hicieron sobre el tapatío con la obra más perseguida por la picota. Mi impresión es que como monografía es un buen trabajo de recopilación de la obra que hacía falta para honrar a quien hacía bien su labor constructiva; pero la picota persiguió su trabajo, primero con su Escuela Reforma, que luego fue la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara y que el rector entonces, 1980, Zambrano Villa, demolió para construir el monigote horrendo y costoso en mantenimiento que ahora existe en su lugar. Luego fueron muchas de sus casas y actualmente la escuela que proyectó y construyó en el lado poniente de la Alameda, hoy Parque Morelos, un ejemplo relevante de Art Deco llamado Escuela Basilio Vadillo, que tal vez no se vaya a demoler, pero sí a acompañar por horrendas torres desescaladas en su entorno y con los efectos graves sobre el centro histórico en la llamada Villa Panamericana de los juegos de 2011 en esta ciudad. 
La monografía es muy buena porque pone en evidencia lo que se está haciendo hoy por rescatar, sólo en fotografías, el pasado de esta ciudad, una ciudad que vive de recuerdos y de que no quiere ser una ciudad de verdad. ¿Será porque sus habitantes no aspiran a ello? ¿Será que los gobernantes que eligen sus habitantes son equivocados siempre? Estará por corroborarse muy pronto, si es que nadie puede parar ese engendro de la esquizofrenia urbana.

En el mismo marco de la presentación, pero acto seguido, se hizo un homenaje a Naranjo, el excelente caricaturista de Proceso y de muchas otras publicaciones. De manera que lo que a mí me pareció el mejor lugar para estar fue justamente la coincidencia de la presentación con el homenaje. Al final nos quedamos a testimoniar el homenaje el colega Juan Lanzagorta (quien presentó otro libro) y yo, entre tantos colegas y público: el homenajeado estuvo con Rius y con Sergio Aragonés, dos excelentes caricaturistas con quienes pude, por fin, lograr fotografiarme para mi regocijo. A Aragonés lo conozco desde hace muchos años porque yo era seguidor fanático de sus caricaturas sin palabras que aparecían en los márgenes de la revista Mad, de la que era particular fanático. Aragonés daba a esas páginas una vida realmente de regocijo y carcajada, tan desternillante como sólo podía serlo, a su manera, La miscusión terrupta, de Cortázar, que me jugó la pasada de leerla mientras viajaba en un autobus repleto y la risa no la pude aguantar, hecho que me provocó gran pena en medio de gente desconocida y que ignoraba por qué reía. Así era Aragonés con Mad y así me la jugó varias veces en otros autobuses.
Y ni qué decir de Rius, Eduardo del Río. Gracias a él soy vegetariano, o al  menos no como
carne y su libros instructivos me ayudaron muchísimo a tener mejor salud, entre otras cosas muy notables como afinar las preferencias políticas. Poco despúes de la presentación había reunión con los ghilardianos, así que esperaba mostrarle la foto con Aragonés a un invitado especial que no llegó, PPGG, así que ahora se la presumo para su regocijo también.

Comentarios

ELPPGG ha dicho que…
Mi queridisimo pere´gil indudablemente que me da una horrenda envidia y un gustisimo por ti, maestrisimos los dos rius y aragones que forman parte indeleble en nuestra memoria, chin, la falta de pluma hace corriente al gallo y pues no pude asistir a la reunion ni a la fil, bueno siempre hay un año siguiente. Un abrazo. madgege

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