Cursilería empresarial


No puede uno dudar de las capacidades para construir el mundo de lo cursi en el medio empresarial. La cursilería les viene de dentro dada su propensión a imaginar un mundo inexistente y más aún, cuando construyen las imágenes que los representan y que les encanta propagar, exhibir y mostrar como si se tratara de un mundo culto, conocedor y sobre todo poderoso; su poder sólo es aparente, formal y económicamente es una ilusión. Es la visión burguesa de la cultura. La imagen de la torre Torrena (nombre digno de revisarse en su fonética chistosa para ilustrar la lengua), inconclusa eterna en Guadalajara que se prometía como "la más alta de...", gracias a que a un lado está la "plaza comercial más antigua de...", es la imagen de la actitud cursi pero además incapaz de llevar a buen puerto los proyectos emprendidos.
Ahora nos dice el señor Misrachi, dueño de la empresa de espectáculos Grupo Mundo, las mejores perlas escuchadas en materia de cultura arqueológica: expresó su deseo de que los museos y monumentos históricos de México contaran en sus instalaciones con equipos multimedia para “lograr un dinamismo y un atractivo poco común (sic) en los edificios históricos” (La Jornada, 6 de enero de 2009). Quiere decir que no es suficiente que los monumentos históricos, arqueológicos o artísticos sean reconocidos como tales y en su ceguera cultural serían atractivos "poco comunes" verlos con multimedia ya que no basta que sean objetos culturales poco comunes per sé, no sólo locales sino mundiales. Este es un caso patético de la mirada empresarial (Poncho diría "empresaurial"), ya que es preciso que la comercialización se extienda en todo objeto natural o cultural para beneficio de las empresas turísticas o del espectáculo, claro está, bajo la anuencia de autoridades cómplices, como las del INAH, de permitir abusos y omisiones en las leyes nacionales que, a propósito, están acordes con el sentir mundial sobre los objetos culturales de la humanidad.
Y no para ahí la profunda filosofía empresarial; en su declaración de principios dice la empresa que “mediante una administración, producción y ejecución impecable en cada área, nuestra experiencia garantiza el 100 por ciento de satisfacción, obteniendo una calidad que supera siempre las expectativas planteadas en el proyecto. Con una participación activa y continua en la evolución cultural, social, artística, educativa, ecológica, y espiritual de nuestro país, creamos ideas para interpretar los deseos por desarrollar juntos, un mundo diferente y mejor”. Claro, un mundo diferente y mejor para su personal gusto y sabiduría sobre la cultura, pero sobre todo mejor para su cuenta bancaria.
Imagino la derrama económica de la empresa en los habitantes de la zona inmediata a Teotihuacán: empleos bien remunerados (sobre todo porque son especialistas en multimedia los habitantes campesinos con apenas primaria), sueldos para todos los habitantes porque trabajarán con una "empresa de clase", o bien, derrama económica debido a altos consumos de sus productos agrícolas o artesanales... y claro, salud y educación (privadas) para derramar el bienestar social por doquier.
El análisis de la cultura burguesa es interesante desde la perspectiva de Umberto Eco. En su Apocalípticos e integrados, Eco hace una anatomía puntual del kitsch, de lo cursi y de los productos de la cultura burguesa. Vale la pena darle una nueva leída a ese texto.

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