Mejor el silencio

Encima de que Mario Benedetti nos deja, las situación mundial y nacional non é buona, como dice Adriano Celentano. A Benedetti siempre lo recuerdo en una cálida tarde en la Avenida Chapultepec de Guadalajara, sonriendo y compartiendo con quienes fuimos a escucharlo ese día que, como siempre lo refleja en sus libros, nos dejaba sonrisas, aleagría y sentimientos indescifrables ente sus perfectas palabras para describir los sentimientos humanos. De eso hace mucho. Hoy en Uruguay se escapa pero sigue vivo, en muchas mentes en muchas tintas. 
Y por si ésto no fuera ya suficiente, las confesiones del expresidente (ni a confesión llega: todos sabemos lo que siempre hemos testimoniado de la impunidad, la desvergüenza, el robo a la nación, la injusticia, la justicia que estorba... ), las satrapacerías de Salinas & Co., la economía de ficción y de preámbulo a la debacle, la educación en etapa terminal junto con tantas, tantas cosas, se suman a ese sentimiento de no querer estar.
Mi silencio en el blog se debe en parte a que la realidad me supera, me golpea y hace que realmente no pueda uno sino vivir la desilusión, el desencanto. Pero entonces viene Benedetti el vivo, el escritor, el hombre, y la visión del mundo me cambia. 
Dejo testimonio de los hechos.

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