Un fracaso anunciado

Hoy aparece más públicamente, aunque es en realidad un secreto a voces, el fracaso anunciado de la decisión necia de llevar a cabo una intervención en los alrededores de la Alameda de Guadalajara, en pleno centro histórico, de la llevada y traída villa panamericana. No es fortuito que las cosas se hayan complicado a tal grado: en su historia lleva la penitencia por la sordera ante las opiniones técnicas, las sugerencias, los señalamientos y la experiencia. Oidos sordos provocan sonados fracasos.

En algún momento dijimos que la villita, en donde se pretende levantar, sería una continuación del error histórico de la Plaza Tapatía; nos equivocamos, va a ser aún más mala. La veleidosa villa panamericana de los Juegos Panamericanos 2011, será por lo menos un nuevo monumento a la ignorancia y al manejo ridículo de lo público. Tiene un ingrediente que no puede dejarse de lado: se han manejado los asuntos públicos, con dinero público, como si fueran cacahuates, con un abuso de poder indecible y con gran torpeza. Eso sería en todo caso anecdótico, pero tratándose de recursos públicos, el asunto debería implicar cuestiones legales de consecuencias graves.

Sin embrago aquí, como en África, con la que parece hermanarse nuestra Perla, no habrá consecuencias, no habrá planeación urbana, no habrá culpables como en Hermosillo, como en el Fobaproa, en la venta de Banamex, en la contaminación del Río Santiago... etc., etc., etc. Hay similitudes inocultables en ambos ejemplos geográficos y premodernos, como en el doble discurso de la administración municipal.

Y al parecer, lo que sigue es continuar las obras imperfectas (como lo hacen en Gabón o en Madagascar), con lujo de ausencia de profesionalismo y seriedad. Para testimonio la calle Pedro Moreno entre Federalismo y González Martínez, donde el nivel del arroyo se hizo primero y luego se bajó el nivel de las banquetas, para que en el próximo temporal los ríos refresquen a los edificios de la zona. En la imagen de la izquierda, el nuevo pavimento asfáltico en septiembre de 2008, antes de hacer nuevas banquetas, pero más bajas. Se llama visión estratégica del desarrollo urbano. Igual que la villita panamericana.
Y, al final de todo, el monstruo seguirá aquí.

Una disculpa por la inconsistencia en la aparición del este blog. La crisis es dura.

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