12 de agosto a mi memoria


Era muy notorio. Lo sabemos porque a diario lo vivimos pero nos decían que no, que los datos duros eran reales, resultado de enjundiosos análisis económicos y demás bla bla. Pero nosotros ya lo sentíamos, no no ateníamos a las cifras y, mucho menos a los comentarios de los que se dicen y no son, pero sí cobran, responsables de la economía del país. La realidad económica del país es clara para los ciudadanos, no así para los prestidigatadores enquistados en el gobierno de este México y que viven en un mundo tan irreal como sus propias identidades, como su propia vergüenza y como su propia lucidez.
El catarrito de Carstens, las promisorias realidades que no son sino sueños desesperados del "presidente del empleo", la fortaleza de México de cualquier funcionario con boca pero sin cerebro.
Eso el día de hoy aparece como un engaño, un auténtico no porque no lo supiéramos, sino porque es realmente una burla: decir que todo está muy bien y mentir sin que nadie les crea.
El caso es que hoy, 12 de agosto, las malas noticias están llenando de miedo a un país. Y el miedo no puede provocar nada más que inseguridad, ansiedad. Estamos ante un escenario de miedo y de ineguridad insoportable y eso lo leo, lo escucho y lo observo todos los días.
A ver hasta cuando creen poder tener capacidad para continuar con el engaño y poner al desnudo su verdadera vocación fascista. Se los digo y demando, señor Calderón y compañía, ¿hasta cuándo?

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