La villita chafita


Sólo unas palabras sin aliento: el proyectazo de la nueva villa panamericana en El Bajío, Zapopan, es una auténtica vacilada. Es el despertar de una pesadilla. Un desastre formal.
Es increíble que luego de tantas torpezas, continúen con otra más. Imaginaba que la inspiración formal les estaba bloqueada en el centro de Guadalajara porque no saben cómo manejar el tema, pero ahora sí, qué bueno que el centro de la ciudad se libró de tanta mediocridad. Falta saber qué harán en adelante con los dientes rotos.
La arquitectura hoy, y siempre, ha sido una respuesta cultural. El proyecto referido es evidente resultado de la ignorancia y de la vulgaridad. En donde la cultura es el texto religioso, la comunión o la confesión, en donde no hay crítica, los resultados saltan a la vista. La pobreza exhibida es más que una confesión de mediocridad, es la demostración de que la ciudad no aspira a ser realmente algo más que una lagañoza ciudad provinciana.
Cuando la arquitectura se aleja del topos, del ambiente que le rodea, de la sociedad que la habita, se convierte en degradación de lo humano. El implante frente a La Primavera es realmente insultante. El futuro les demandará la estupidez y el futuro está muy cercano.

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