Me vale madre la UNESCO


Esa es la frase que, no le demos vuelta, acaba de decir puntualmente el presidente de México: ¡me vale madre la UNESCO! Un presidente espurio, ahora sí lo creo con aún mayor vehemencia. No nos andemos por las ramas; su estatura de estadista, que no dista de la real y física propias, le dicta que es mejor cerrar la representación que por años ha tenido México (que por cierto es mi país, no exclusivo mío ni de nadie, pero que tiene vergüenza), ante ese organismo internacional de la ciencia y la cultura, dos asignaturas que de seguro el pobre señor ignora de manera supina. Las ignora y lo demuestra a pulso, lo exhibe como si eso fuera digno de un mandatario. Me faltan palabras para expresar mi desacuerdo y mi rabia por la forma en que ese tipo que despacha desde Los Pinos toma el tema de la cultura, la educación y la ciencia de un país al que desconoce a pesar de que, dice él, es su presidente.
Y por desgracia, esto aún no acaba. Nos van a faltar neuronas para entender de lo que será capaz este personaje hecho para destruir un país. Las sorpresas que aún nos depara este inepto personaje de pacotilla en cómo desmantelar un país y sus modestos pero reconocibles logros en muchos ámbitos internacionales.
Sé que la diatriba siempre es un recurso desesperado. Pero no se puede estar más asqueado, más inconforme y más encabronado con un personaje de las diminutas dimensiones del señor Calderón.
¿Qué significa la UNESCO?
Es un organismo internacional que forma parte de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, cuyo papel en el concierto mundial a sido de los más brillantes dentro del organismo. Su congruencia con la política y la comprensión del mundo multiétnico y multicultural es realmente extraordinaria, por decir lo menos. No es para menos, en su seno han participado personajes realmente extraordinarios, los mejores hombres y mujeres del mundo académico, cultural, de la educación, el arte, el patrimonio, la conservación, la literatura y no se puede agotar la lista: son millones que creemos que la UNESCO es en realidad un magnífico foro para el debate sobre la cultura nacional y universal; que es un oasis de inteligencia y apertura; un organismo que si fuera el que controlara las riendas mundiales, de seguro no habría tantas guerras. El segundo Director general del organismo fue Jaime Torres Bodet, uno de los personajes que harían palidecer de vergüenza, de sólo verlo, al espurio presidente de México, y que ocupó el puesto con gran dignidad, de los pocos que ha ocupado un mexicano con tan alto reconocimiento.

Yo muy poco puedo decir con mi limitado conocimiento de la UNESCO. Pero sin duda puedo apostar por el organismo como uno de los más útiles, en un mundo que viene enfrentando la perspectiva del declive en forma alarmante y deshumanizada. Sugiero a mis escasos lectores revisen toda su historia y opinen al respecto: la decisión, creo sinceramente, es grave. Gravísima.

¿Por qué se toma esta decisión ahora? ¿Por qué se retira ahora de UNESCO el gobierno mexicano y, por el contrario, amplía su representación ante el Vaticano cuando se alega economía de recursos y gastos del país en el extranjero? Peor aún: se nos dice que llegó a su fin la crisis, "amigos mexicanos" y que le año pinta de maravilla; luego entonces, señor torvo y carente de neuronas, ¿por qué salirnos de la UNESCO? ¿Acaso está tratando de vivir en su islita michoacana este pobre remedo de mandatario?

La verdad, es inexplicable la decisión y además injustificable. Inexplicable, pero ante la experiencia de sufrir gobiernos retrógradas como los que tutela el PAN, simplemente entendible viniendo de quien viene.
Tratemos de imaginar (dentro de lo posible), las razones. En primer lugar se sabe que al gobierno del PAN no le interesa para nada la cultura ni mucho menos la educación. Ésta es la herramienta básica de una sociedad para sacudirse de la miseria y de la ignorancia en la que por lo regular le encanta a los poderes fácticos, como a Televisa, o a la propia iglesia católica, a la que se le suman adeptos carentes de alternativas ingeniosas o dueños de sí mismos. En la medida en que la ignorancia gane terreno, las iglesias se verán llenas. A ello apuestan estos poderes perversos.
A un pueblo informado, educado y formado no es fácil engañarlo. Por eso nos retiramos de la UNESCO y ampliamos nuestra relación de gastos en representaciones diplomáticas con el Vaticano.
Por otro lado, las organizaciones sociales de la cultura se han vinculado con la UNESCO de manera histórica con muy buenos resultados. Las calificaciones de México en materia de educación en los últimos diez años son de malas a pésimas. Eso no lo puede tolerar un gobierno inepto, imbécil como el de Calderón. Es mejor dejarse de andar de asociado con estos rijosos de la UNESCO que soportar sus críticas veraces. Sigamos siendo el país de tontos que desde hace muchos años empezamos a creer realmente que somos gracias a no saber vernos en nuestro propio espejo y mirar a otros países como referencia. ¿Es eso a lo que se refieren los Aguilar Come-in y Castañeda con su coro de rapaces cuando hablan de que las encuestas dicen que los mexicanos aspiramos a ser más gringos que nada? Es claro, como el agua misma: ellos promueven la política del gobierno calderonista en materia cultural y de reforma del estado. Un estado de rodillas y un pueblo muerto de hambre.

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