Valoración de Haití

Me parece demasiado apresurado establecer juicios de valor respecto de la desgracia ocurrida en Haití el 12 de enero. Han transcurrido 11 días del desastre tan lamentable que ha segado más de 150 mil vidas. Todo eso es lamentable y triste; me uno a la desgracia y me solidarizo con el país azotado por malos gobiernos, políticos abusivos (en México algo sabemos de ello) y una posición de desventaja en el mapa político mundial: sometido el país, sometida su gente. México y Haití vamos juntos en muchas cosas; entre otras, en materia de transparencia y en materia de corrupción: algunas veces México está una posición arriba de Haití, otras abajo, pero siempre estamos en los mismos niveles en muchas materias. Ahora la desgracia nos reúne.

Sin embargo, hay algunos aspectos que me parece importante analizar desde la perspectiva de los sismos, la construcción y el patrimonio edificado, entre otros muchos temas serios que hoy están en la mira del mundo por el caso de Haití.

Es evidente que la tierra tiene sus ciclos y el respeto que natura pudiera tener a las estupideces humanas, no es algo que pueda ser ni siquiera imaginado. Los sismos destruyen las cosas que estúpidamente construye el ser humano. En zonas sísmicas resulta absurdo construir edificios cuya geometría sea propicia a sismos: es una perogrullada, pero es más que evidente que si se construye con principios (más bien sin ellos) ajenos a la tierra y a sus leyes elementales, no siempre manifiestas, el resultado será catastrófico, como en Puerto Príncipe, Haití.

No tengo elementos de prueba inmediatos, o al menos testimonios de primera mano; tampoco cuento muchas fotos que permitan deducir los fallos de las estructuras construidas en la capital de Haití, pero en mi visita virtual advierto que los daños son en su mayoría en los edificios construidos recientemente o cuya geometría y dimensiones no son, precisamente, las más adecuadas para resistir a los sismos de densidades mayores a 5 grados en escala de Richter.
Goggle Earth ha tenido a bien establecer una actualización sobre le tema de días. En el portal aparecen las fotos actualizadas al día 13, 14 de enero y es clara una cosa: la pobreza (y la ausencia de regulaciones o aplicación de las leyes, como ahora en México), es un factor clave en los efectos de las desgracias. En la foto primera, aquí a la derecha, aparece una construcción pretenciosa de Leogane que intentando alejarse y no parecerse a lo haitiano, quiere ser (inútilmente) un hotel o un restaurante de Cancún o de Puerto Príncipe pero lejos de imaginar, si quiera, serlo en la más recóndita distancia. Es un edificio cabezón, cuerpo pequeño, cabeza enorme que es imposible imaginar que se mantenga en pie. Y de plano, esto no es posible de entenderlo: ¿quién pudo autorizar esto? Bueno, la respuesta se las doy en principio: al igual que en Zapopan, México, se autorizan edificios sin pasar por ninguna valoración previa de la autoridad. En Leogane, el tema es idéntico: nadie autoriza, simplemente se pasó la "mordida" al inspector y todo sale como vemos en la foto. Punto. Resultado: el sismo hace caer esto sobre los seres humanos. ¿Es una venganza?

Pero la experiencia, o al menos la noción de lo que el sentido común dicta a los constructores (arquitectos, ingenieros o maestros albañiles), es no hacer cosas de geometría chafa para que resistan mejor a los sismos. La casa además debe tener materiales propios de la región; debe tener una masa (peso y dimensiones) determinados y deberá, además, ser cómoda y adecuada al clima tropical húmedo.
Sin cumplir con estas condiciones, en los países en donde se desatiende la naturaleza o el sentido común, o donde se omite la aplicación de las leyes y reglamentos (cito de nuevo a México y en particular a Jalisco), los resultados serán siempre adversos.
Un sismo de la intensidad de 7 grados Richter como el de Haití no respeta nada, ni a las construcciones hechas con ciertas reglas o principios e incluso, dada su fuerza, hasta las pequeñas y frágiles casas de los slums periféricos de las ciudades del mundo subdesarrollado. Sin embargo se puede esperar que sobrevivan más edificios si éstos atienden a ciertas reglas o normas, si entienden en entorno urbano o natural y si, finalmente, cumplen con las normas. El edificio de la foto de la izquierda atiende a ello y, sin estar cierto, creo que debido a su ligereza (estructura de madera) es probable que esté en pie aún; sin embargo el otro caso, cerca de Leogan, no tengo duda de que habrá caído por tierra dadas su desproporcionadas formas y su geometría contra natura que fácilmente se advierten.

Daños ¿enormes?
Sin embargo, al analizar las imágenes me parece que el drama debe ser analizado y entendido en sus dimensiones reales. Son muchas las vidas cobradas, pero creo que en general lo que se ha destruido ha sido lo mal hecho o lo que por sus características de subsuelo o posición, como el palacio presidencial, no podía soportar estar sometido a dichas sacudidas.

Si vemos la tipología de la construcción en Puerto Príncipe, y en Haití en general, nos daremos cuenta que en su gran mayoría son construcciones pequeñas, de materiales ligeros (madera con mucha frecuencia) y que por lo tanto resisten bien al los sismos. Veo las imágenes de algunas zonas y me doy cuenta que no han sido abatidas, que sobrevivieron bien al sismo y esto porque están en gran parte asociadas a barrios pobres en donde los materiales de construcción son muy ligeros o porque tienen las características que he indicado antes: son compactas y ligeras.
Un viajero frecuente de Google Earth descubrirá que la capital no ha sido devastada como otras ciudades que han sufrido sismos similares. La Ciudad de México, por ejemplo, sufrió mayores daños en sus construcciones en el 85 que hoy Haití. El problema (y la diferencia), son las víctimas mortales.
El tema de la presencia de marines, del siempre interesado y entrometido gobierno de los Estados Unidos, sus intereses y sus absurdas ideas de salvadores del mundo porque "todos deben parecerse y quieren parecerse a nosotros" de ese país tan pobre mentalmente pero tan poderoso, es, a fin de cuentas el peor tema, la peor amenaza para Haití.
Pobre Haití. Sufre tal vez el mismo karma de México: demasiado cerca de los gringos. Pero aún queda el ejemplo de Cuba... ¿que acaso no es posible cambiar la historia?

Postdata.
Veo con preocupación que Haití está siendo sometido a una sacudida peor quizás que la que la naturaleza le propinó. Niños que son adoptados en otros países, suponemos que huérfanos; algunos países se aprestan a tomar posiciones de poder en el país sin tener en cuenta a sus habitantes... y un largo etcétera. El drama es enorme, la devastación del país no es menor y resulta preocupante la falta de alimentos, agua y la ayuda mundial que fluye demasiado lenta. Un drama del que NO se debe aprovechar nadie, nadie ni con fines "humanitarios", did you hear that? Tou compris?

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