La arquitectura de los centros históricos


Me parece muy pobre el número de ciudades de Jalisco que han logrado un expediente lo suficientemente sólido y técnico para ser declaradas zonas de monumentos históricos. Son sólo dos: Lagos de Moreno y San Miguel el Alto. Sin duda son ciudades que tienen características especiales, que poseen ambientes y paisajes notables en su arquitectura y que son aún discernibles en su arquitectura, en la percepción que tenemos quienes las visitamos de estar frente a algo relevante por su calidad y por su autenticidad. ¿Por qué no hay más ciudades declaradas como pueden ser Ojuelos, Bolaños, San Martín de Bolaños, Colotlán, Mezquitic, Atemajac de Brizuela y un largo etcétera? Son básicamente dos aspectos que influyen en las declaratorias de zonas de monumentos y que se fundan en los principios de la UNESCO para definir el patrimonio: la autenticidad y la integridad. Claro que no sólo son esos los principios, pero éstos son fundamentales y ahí es donde se tienen más problemas.
Me explico por qué. En ambas ciudades se ha abandonado el control por parte del estado para la conservación. Con estado me refiero al gobierno, en este caso municipal pero también al estatal y al federal que tienen responsabilidad compartida. Sin embargo, por su inmediata acción, es el gobierno municipal el que tiene las herramientas legales y la capacidad de actuar en forma directa e inmediata ante los abusos de los particulares. No se me mal interprete: cuando hablo de abusos me refiero a que muchas veces la ausencia de civilidad de los mexicanos, nos ha hecho creer que cuando tenemos una propiedad podemos hacer con ella y de ella lo que se nos venga en gana; y eso, por supuesto, no es para nada la realidad ni legal, ni estética.
Justo el día de hoy vi un proyecto para San Miguel el Alto que me provoca risa, pero al mismo tiempo tristeza porque no es nuevo que nuestras ciudades tienen cada día más, incluidas estas que están protegidas, una imagen de cursilería y falsificación absurdas, rayanas en el ridículo.
El proyecto era de una casa habitación nueva, dentro del perímetro de protección de San Miguel, en un terreno baldío (baldío por descuido de la autoridad municipal, debo decir), que presentaba unas ventanas y puertas llenas de pretensiones ridículas de molduras y florituras que pretenden, sin lograrlo ni de lejos, parecerse o imitar el perdido esplendor que alguna vez hubo en el mismo predio. Además, con un portón de cochera que, en su ensueño de opio, pretende ser "señorial", o al menos "a la manera de" la tradición secular de portones de la región logrando verse más como una puerta de cochera de plástico o de esas que uno puede ver en los cotitos tapatíos o de cualquier ciudad rastacuera de aspiraciones "modernas".
Una verdadera calamidad. Y esa es la calamidad que hay en todas nuestras ciudades, cuando los privados muchas veces con buenas intenciones, pretenden "adecuarse" al entorno o acarician sueños de elegancia que no pueden tener. Lo auténtico siempre tendrá un valor especial, lo falso nunca lo logrará o por lo menos no en sentido estricto. La pretensión mata toda autenticidad y se ha convertido a esas dos ciudades en colecciones de falsos en donde resulta casi imposible identificar lo auténtico de lo falso a simple vista; los visitantes somos engañados y cuando lo descubrimos preferimos no regresar al lugar o cuando menos, nos sentimos defraudados.
Algo debe hacer la arquitectura moderna en este país para lograr cosas a la altura del siglo XXI, pero la arquitectura es resultado de una civilización, de la educación y la comprensión de las tradiciones que juegan un papel importante en el mundo cotidiano de todo país. Pocas esperanzas abrigo de que ello ocurra, sobre todo bajo las actuales condiciones. La arquitectura es resultado de una sociedad que puede darse el lujo de crear, de plasmar su sentido espacialmente y me parece que la sociedad mexicana de esta primera década del siglo XXI está arrinconada en un mal gobierno y en un estado fallido. Ninguna esperanza se tiene en el panorama futuro tampoco. ¿Seguiremos esperando, hasta cuándo?


Nota sobre las fotos: la primera muestra el panorama de la "modernidad" sobrepuesta a la autenticidad en Chihuahua, la capital. La segunda muestra el "progreso" arquitectónico y urbano de muchas ciudades medias y pequeñas de Jalisco, este ejemplo, por desgracia en el centro histórico "protegido" de Lagos de Moreno, Jalisco.

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