Una ciudad sin autoridades

Hace exactamente dos días este blog abordó el tema de la destrucción de La Primavera y del patrimonio arquitectónico de Guadalajara (y de paso, agrego, de casi todo Jalisco, lenta pero inexorablemente), donde señalaba que la autoridad no actuaba y que el tema de la conservación no puede hacerse desde la ausencia de ética profesional y política. Ya sabemos que hay algunos, que no faltan, que se mueven entre esos dos fuegos, que batean doble.

De manera que para darnos gusto en el razonamiento, justo para ilustrar la idea de que la corrupción es infaltable en estas tierras y que en la ciudad el desarrollo urbano se mueve a ritmo de cabaret barato, vaya aquí que otra vez le surten en plena boca al patrimonio del siglo XX de Guadalajara.

Hasta hace poco más de un año, en esa finca de la calle Lerdo de Tejada 2076, funcionaba la Escuela Superior de Arquitectura, institución privada de noble carácter en la enseñanza personalizada de la arquitectura y que ha sido un magnífico ejemplo académico de cómo formar nuevos profesionales de la arquitectura bajo esquemas responsables y éticos. En esa vieja casona de la época funcionalista de la arquitectura local, se formaron durante algunos años futuros arquitectos pero luego hubieron de cambiar su sede a otra casona en la Avenida Libertad, donde actualmente funciona. El abandono de la finca sin la Escuela se hizo presente y, en una ciudad civilizada, cualquiera imaginaría que otro uso digno habría de tener el inmueble, con adaptaciones lógicas, para seguir formando parte de esos testimonios que la ciudad de esa época señala como los más prósperos de Guadalajara. ¡Pues no!
La finca demolida desde atrás, queriendo ocultar lo evidente
El día de hoy Óscar Núñez, amigo, profesor de esa escuela y arquitecto inoculado de las lides conservacionistas (que no conservadoras, aclaro), nos hizo llegar por medio de su cuenta de Facebook la fotografía que daba claro testimonio de su destrucción y de su inminente transformación. Se dice que tiene licencia. ¡Tiene licencia la destrucción! Se dice que habrá una torre de varios pisos ahí, se dice que serán oficinas, se dice, se dice... ¿y la autoridad municipal qué nos dice a nosotros los ciudadanos?
¡Nada!
Lo grave de ese problema es que a pesar de existir reglamentos relativos a la conservación del patrimonio como el llamado del Centro Histórico y Barrios Tradicionales de Guadalajara, aprobado por el ayuntamiento a mediados de los años 90, el ayuntamiento ¡no sabe nada al respecto! Es decir,¡no cumple con sus propios reglamentos! Encima de ello, se informaba por la mañana que la Secretaría de Cultura dio luz verde al proyecto de destrucción y deformación y a la construcción de una torre de varios pisos en ella, contradiciendo los planes parciales de desarrollo urbano vigentes, pero sobre todo, escupiendo hacia arriba... pero poco les importa ahí, donde el titular gana lo mismo que un senador.
Muy grave.
Grave porque se pone en evidencia la doble cara con la que se desempeñan y sobre todo que se basan en antecedentes lamentables de deformación del patrimonio como lo fueron las casas del insigne arquitecto ingeniero Pedro Castellanos Lambley en la calle Pedro Moreno y Marsella, no destruidas pero sí deformadas a principios de los años 90 con un edificio de varios pisos encima; un proyecto hipócrita con el patrimonio pero que, en el país de las maravillas kafkianas hasta premio local recibió. 
Premio local y quizás reconocimiento como el que irá a obtener en pocos años la obra de deformación de la casa Gleason, de semejantes alcances a la anterior y como el que obtendrá esta y otras obras de deformación y destrucción más que son signos claros de la incompetencia y la estulticia más pura de esta región del país.
Pero no nos equivoquemos, estulticia de las autoridades, no de los ciudadanos que aún creen que puede hacerse mucho para, al menos, tener una ciudad un poco más digna de la que pretenden que sea la de los voraces "desarrolladores" de la ciudad.


Comentarios

roman ha dicho que…
¡Felicitaciones, mi estimado Cuauhtémoc!
Muy buen análisis crítico sobre el tema, al igual que en los anteriores. Tanta falta que hace la reflexión crítica sobre la urbanización y la arquitectura. Tus aportes son muy valiosos.

Saludos cordiales

Román Munguía Huato

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