El centro histórico y los proyectos urbanos


Una banqueta tapatía

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  • Hay una percepción social del centro histórico que se ha formado a partir de un cúmulo de datos de la vida social cotidiana; pero también hay otra percepción del centro histórico, como de muchos temas que aborda el pensamiento humano, que nace del análisis urbano, de la historia de la Ciudad, de las teoría sobre ella y de la necesidad de conservar el patrimonio histórico urbano como parte de la identidad de una sociedad o como necesidad de afianzarse dentro de un contexto cultural que nos pertenece. Sobre ésto último hay algunos puntos de vista que nos hacen pensar que la sociedad mexicana contemporánea atravieza por una crisis severa en donde la cultura nacional está quedando rezagada por la otra cultura dominante impuesta por la fuerza del comercio mundial y de las necesidades del mercado. Contra esa nos enfrentamos aquí.
  • El centro histórico de Guadalajara ha sido uno de los más alterados de todos los centro históricos del país. ¿En qué se basa esta afirmación? En prácticamente todas las capitales de los estados de la República, a excepción de muy, muy pocas, la atención por el cuidado de esos espacios centrales ha tomado un auge impresionante en los últimos 15 años. Por una parte, la influencia de las experiencias exitosas de la capital del país y luego el deseo y la necesidad de tener un espacio urbano representativo y digno para las grandes ciudades como suelen ser casi todas las capitales estatales. Las inversiones se han concentrado sobre el rubro de la recuperación de espacios urbanos de manera cada vez más exitosa, hecho que permite identificar al patrimonio urbano como una inversión rentable. Esto no está excento de errores, pero en términos generales, el patrimonio resulta atractivo para la inversión, no sólo por lo que retribuye, sino además por el prestigio que implica y por los resultados tangibles que las más de las veces resultan atractivos para el lucimiento político o social.
  • Guadalajara, sin embargo, no ha despegado en ese sentido. Su eterna rival, la Ciudad de México, no puede ser alcanzada en términos de imagen urbana y su otrora rival menor, Monterrey, a pesar de ésta haber imitado las acciones de renovación urbana casi al mismo tiempo, pero después de la Plaza Tapatía, los resultados del manejo de la ciudad, de la administración de la misma, han sido notables en cuanto a dotar a la capital de Nuevo León como la segunda ciudad más importante en términos urbanos, después de la capital del país. La infraestructura urbana y cultural, los servicios, y las funciones urbanas, son notablemente mejores que las de Guadalajara, en donde el centro de la ciudad por citar sólo un ejemplo, carece de banquetas que respondan al nivel de una capital de un estado o, ya por lo menos, de una sociedad medianamente civilizada.


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