Tortura matutina

Es una situación complicada: no se puede explicar. ¿Cómo hacerlo si se han invertido millones de pesos en obras viales costosas y en apariencia profesionales, para resolver el tráfico vehicular de la castigada avenida López Mateos de Guadalajara y siguen empeorando cada día?
Los nuevos pasos a desnivel, puentes y toda la infraestructura hecha para hacer creer (sólo para eso) que se resolvería el problema vial de la avenida, no tienen aún un año de haberse abierto, es decir, son nuevos y a pesar de ello, el tráfico es aún más lento y tortuoso que nunca antes. Las mañanas se convierten en pesadilla para todos en López Mateos y Periférico... y no hay alternativa de transporte público decente y, peor aún, se ve cada vez más lejana una solución.
Aquí una realidad observada: antes de que se iniciaran las obras de López Mateos, el tráfico era pesado a horas pico, pero no grave. Una vez iniciadas las obras, se hicieron desvíos vehiculares para la obra, pero no obstante, (y aquí lo sorprendente), la fluidez era buena considerando que se tenía que rodear por calles laterales y angostas; no es que fuera una maravilla, pero se circulaba, lento, pero se circulaba.
Luego vino la inauguración de los flamantes túneles: increíble, pero el tráfico se volvió más lento y conflictivo, más pesado. ¿Cómo se explica todo ello?
Intentaré unas hipótesis.
  1. Al inaugurarse, el número de vehículos automotores en la ciudad aumentó; aumentaron los habitantes, y con ello los autos, de todos los cotos baratos del sur de la ciudad en proporciones enormes. Todo esto, sin ironías, es cierto. Entonces las obras eran asunto rebasado en forma sorpresiva, no prevista.
  2. Los proyectos de los túneles fueron hechos por novatos planificadores o proyectistas que no sabían sino que lo que se debía hacer eran agujeros para el paso de autos. Por lo tanto, no se pensó sino en los túneles, nunca en otros factores como estudios de flujos, de sistemas de semaforización, de soluciones viales alternas.
  3. Se desestimó la afluencia de vehículos como si se tratara de una ciudad funcional, sin tener en cuenta que esta es una ciudad disfuncional: no tiene avenidas adecuadas, amplias, controladas, planificadas, vías alternativas para desahogar el tráfico vehicular.
  4. Se calculó muy bien lo que se hacía con los túneles: un negocio familiar, chequeras engrosadas de funcionarios, abuso de autoridad y sobre todo, se calculó muy bien una cosa: los tapatíos no se quejan, no dicen nada, aguantan tontos todo lo que se les imponga.
No puedo dejar de pensar en los detalles chafas que tienen esos túneles. Ver cómo se pintaron los barandales de fierro sin antes darles protección anticorrosiva; las áreas verdes (las escasas que quedaron) se hicieron desdeñosamente, como si fueran nada: no sobrevivieron los árboles plantados, además de ser inadecuados para donde se plantaron. Los cables, banquetas, mobiliario urbano, servicios, semáforos, señales, pasos peatonales no se resolvieron, ¿para qué si a nadie le importa?
Ahora se construyen improvisados puentes peatonales porque el asunto del paso y cruce de la gente (¡gran descubirmiento de las autoridades!), es algo grave: también los políticos, aunque sea una vez al año, caminan por la ciudad.
El asunto no es menor. Estamos acumulando todos los días elementos para la disfuncionalidad urbana de manera tal que lograr revertirla será una tarea prácticamente imposible para futuras generaciones. ¿Hasta dónde aguantará el hilito?

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