Alma africana forever

Miriam Makeba. Sudafricana, cantante, exiliada y luchadora hasta el fin. Un concierto en Castel Volturno, apenas dado horas antes para apoyar al escritor proscrito por la mafia (increíble realmente), Roberto Saviano, fue su preámblo para partir de este  mundo a los 76 años. Miriam se hizo famosa en México por su canción Pata Pata, un éxito musical exótico para nuestro país, pero que a fines de los 60 sonó fuerte y es ya, desde entonces, un símbolo de la década. Apenas terminado el concierto cerca de Nápoles, al salir del escenario, con mucha paz se fue para no volver. Linda muerte, linda partida, Miriam.

Miriam Makeba, también conocida como Mamá África, vivió exiliada 30 años de su Sudáfrica natal debido a todo lo que ya sabemos contra la raza negra continental y no continental: la segregación y el derechista apartheid que finalmente fue vencido por Mandela y por ella misma, porque se convirtió en la voz del exilio y de la lucha contra esa estupidez racista, como sólo lo racista puede ser. Miriam ganó premios, un Grammy, el Polar Musica Prize y cantó junto con grandes artistas como ella, entre ellos, Paul Simon. Pero lo más relevante es la vida de esta mujer y excelente cantante, simbólica como ella lo fue. Una vida en la lucha por las mejores causas de esta humanidad doliente. Nos veremos un día, Miriam. Sigue cantando. (Foto de L'Express.Fr.)

Y si Miriam es la homenajeada de esta noche, el homenaje da pie también para mirar al mundo con mucho optimismo. Optimismo que nace de observar lo ocurrido en Washington. No puedo dejar de pensar en el hecho extraordinario de Barak Obama, presidente electo de Estados Unidos de Norteamérica. No puedo dejar de pensar en su Michelle y en sus hijas, la gente nueva para un país que se estaba convirtiendo en viejo, en un cadáver o en un país tercermundista como lo ha dibujado con gran claridad Paul Auster hace unos días en Oaxaca. Obama, espero lleno de los mejores deseos, será un presidente justo y plural. No dudo del hecho de que llegar ahí significa uno de los más grandes compromisos con muchas mafias adineradas del mundo, las más poderosas quizás. Pero tengo confianza y, por primera vez, tengo fé. Confianza en que el mundo puede ser diferente, lejano lo más posible a lo que las derechas del mundo se empeñan en convertirlo. Esperemos que sea lo mejor para el mundo, porque los gringos siguen creyendo que son el centro; con Obama, al menos privará un sentido de la realidad. Bueno, son mis mejores deseos.