Mirabilis opera moderna

Confesiones I

La sensación de no estar o no pertenecer es algo que me ha perseguido por años. Por ejemplo, no pertenezco a Guadalajara, no soy tapatío, pero tampoco soy duranguense o chilango, no soy, digamos, en un sentido amplio (o tal vez demasiado estrecho), una persona que pertenezca a alguna ciudad. Es complejo, pero así lo siento. Simplemente con el hecho de pasar frente a los lugares en los que he vivido antes me causa nostalgia y me pregunto por qué razones salí de ese sitio en algún momento. Algunas veces me pregunto incluso por qué salí de la Ciudad de México y me vine a Guanatos, o por qué no seguí viviendo en Roma o por qué dejé Ajijic o por qué me quejo tanto de Guada y Zona "Metropolitana" (o zona grandotota, más bien) y no me largo a vivir en cualquier lugar, ahora que todo lugar me parece mejor siempre que esta ciudad o rancho enorme cada vez más feo. 

La explicación está tal vez en eso que ocurre cuando la vida nos pone en un cierto lugar y sin darnos cuenta nos sentimos bien y entonces se hace el acomodo, el dejarse simplemente; es la rutina misma o la presión que nos "ingren" en un sitio y nos hacen dejar de verlo como dejamos cada uno de vernos a nosotros mismos todos los días. Y entonces ocurre lo inexplicable o simplemente ocurre lo que no deseamos y un día despertamos y nos parece que la realidad es demasiado horrible para poder seguirla soportando o, ¿de plano ya no hay remedio? Creo que sí: hacer una película pero ya alguien lo hizo por uno; mirarse en el espejo de otros, y no verse bien de todos modos; trabajar algunos temas triviales y al final no poder dar con el clavo, no poder descubrir el sentido de las cosas de este lugar. El remedio es el humor y eso sí que es un alivio hasta para dios mismo.

Ateismo 

Y ahora que hablamos de dios, la campaña inglesa de la Asociación de Ateos de Gran Bretaña junto con otras asociaciones similares ha tenido un éxito extraordinario: un autobus típicamente inglés exhibe el letrero "There's probably no god, now stop worrying and enjoy you life", o lo que es más o menos: Probalemente dios no existe, así que deja de preocuparte y disfruta la vida. De manera que muchos parecen disfrutar con humor el tema y, lo mejor, exhibe de manera irrefutable la tolerancia de la sociedad inglesa para la entrada de un mundo completamente liberado de dios o, al menos, de lo que en el mundo real hemos hecho del dios, cualquiera que este sea, al convertirlo en el motor de las guerras, las injusticias y el odio. Un número enorme de guerras que se libran en este momento están propiciadas por la religión: Israél y Palestina; Irak; África en gran parte del continente... la de los Cristeros en México, y un largo etcétera. 

La explicación o interpretación explicativa (eso es una

paráfrasis para quien entre aquí despistadamente) de ese letrero inglés puede ser ubicada en el contexto del año en que se celabra a Darwin o a Galileo y su telescopio. Pero también puede estar asociada al hecho hipócrita y oportunista de la Gran Babilonia, de la Puta, como justamente la llama Fernando Vallejo, de perdonarlo 4 siglos despúes, luego de haber hecho escarnio y aplastar su humanidad. Galileo es reconocido como el padre de la ciencia moderna, a pesar de muchas fallas que tuvo,  pero no deja de ser una proesa enfrentar el juicio de la irracional Inquisición y de la época en la que nada se movía si no era en función de la Iglesia. Echando por tierra los prejuicios de su tiempo, el pisano inició lo que conocemos como método científico, o sea, el principio del fin de las creencias oscurantistas y de la debacle de la iglesia y las religiones. No podemos dejar de homenajear a este italiano y su aporte al conicimiento del universo y la humanidad. Tampoco podemos omitir a muchos otros mártires de la ignorancia como Giordano Bruno, entre otros quemados por la iglesia. Y apenas nos damos cuenta de que aquel dios no existe y el cúmulo de sufrimientos que ha prodigado a la humanidad no parecen bastarle. Este es un momento promisorio del fin. Ojalá no haya nada que lamentar, sino más bien, celebrar.

Homenaje, que no tributo.

No puedo omitir desde este espacio un breve homenaje al estrambótico y al mismo tiempo absurdo personaje que fue Kraepelin, sin mas referencia que ese nombre separado (por inexistente), de su alter ego, Juan, pero esa es otra historia que nunca se escribió. Ojalá que no descanse en paz, porque de seguro no lo hubiera querido. A Kraepelin (como se escriba) lo recuerdo en las correrías nocturnas de la Guadalajara de fin de los 70, ya para entonces estrafalario e irreverente, escandaloso o creador de escándalos, colorido. Según lo hemos clasificado algunos que entonces lo conocimos (de lejos porque era pesado estar demasiado cerca de él), fue el primer punk de la ciudad de entonces y vaya que era vanguardista para esta pobre y desalmada, así como mocha ciudad. Recuerdos sentidos al buen Kraepelin que se fue a otra dimensión, o ¿es una broma?