Lo mismo pero revolcado
Desde hace algunos meses he venido convenciéndome de que en realidad lo que pasa en el actual sexenio es casi lo mismo que en el de Fox: a la mitad del camino se empieza a hacer evidente la torpeza (no la fuerza o la capacidad política) de este otro presidente de la república. Es prácticamente lo mismo que siempre porque al parecer se ha perdido la capacidad de respuesta de los mexicanos de hoy a las condiciones actuales del estado fallido o de la insuficiencia democrática que nos identifica en todo el mundo. ¿Habrá algún país del planeta que nos imagine en buenas condiciones en lo que va de este siglo?
Sólo hace falta echar una mirada a lo ocurrido con la visita de Sarko hace unos días para darse cuenta que la agenda mexico francesa está en condiciones deplorables gracias a los dos mandatarios el francés y el mexicano, ambos extraidos de lo peor de la derecha de sus respectivos países... bueno, salvo Bruni, claro, que declaró que no votó por el que hoy es su marido, detalle que nos parece realmente refrescante e impensable en este país de los nopales.
En el foro sobre Turismo cultural, marco jurídico y ético, convocado por el diputado Suárez del Real de la Comisión de cultura del Congreso de la Unión la semana pasada, hubo de todo como en botica. Por supuesto que nos dio mucho gusto escuchar a la querida Olga Orive (vice del ICOMOS, segunda a la izquerda en la foto) y también al maestro Antonio Machuca y a Yolanda Cano, al final del encuentro pero muy segura, a Aldir González, etc. Pero lo que más resaltó fue el hecho de que se puso en seria duda la procedencia del proyecto de resplandor en Teotihuacán al que no ha habido muchos que lo apoyen en serio, aparte de la caterva de autoridades del INAH, por desgracia y con gran pena. Algo debe reflejarse de la forma personal de llevar el gobierno del presidente del empleo, claro.
Machuca habló muy cercano a la interpretación que intentamos abordar aquí en el blog en enero 27, respecto de la manera de entender el arte y de las visiones cursis que provoca la iluminación en los monumentos que no necesitan de tales adminículos sobrepuestos o de plano baratos, para ser el atractivo que ya de por sí son. Su punto de vista puede ser leído esta semana en Proceso (lástima, pero no se puede entrar por la red al sitio) y nos parece realmente interesante por la similitud de enfoque, aunque Machuca lo aborda desde la perspectiva sociológica más abiertamente. Nosotros lo hicimos desde la perspectiva de la historia del arte y con el soporte de Umberto Eco, en su Apocalípticos e integrados.
Dice Machuca en Proceso (número 1689): "Ante los problemas de recesión económica, se piensa en el turismo cultural como una posibilidad para aprovechar la infaestructura existente y tener una derrama mayor hacia zonas que ya de suyo no tienen otra fuente que los servicios para salir adelante". Sin duda se trata de que los que nada tienen puedan incorporarse a la servidumbre de tercera de manera provisional, subalterna; es la visión del subdesarrollo tratando de ocultarse metiendo la cabeza en un hoyo como avestruz.
Nosotros seguimos creyendo que la iluminación en Teotihuacán no es otra cosa que un afán por querer convertir a la cultura en un producto de consumo más: el Rey Midas del capital que convierte todo en oro... pero para unos cuantos. Los habitantes del Valle de Teotihuacán jamás podrán ofrecer las imágenes que los dueños del Estado de México sueñan para los turistas de lujo, con hoteles o restaurantes al estilo Las Vegas o París o lo que se imaginen; los habitantes de la zona sólo pueden ofrecer ser auténticos y esa autenticidad es la única que puede atraer a la gente de fuera, a los turistas que viajan a lugares exóticos para ellos, no iguales a los hoteles que sus países tienen hasta el cansancio.
¿A quién beneficia ese espectáculo? El beneficio podríamos entenderlo cuando fuera destinado a los visitantes, nacionales o extranjeros, y que éstos al observarlo pudieran captar el sentido de esa ciudad con un diseño extraordinario (los visitantes se volvían dioses), con formas arquitectónicas únicas que marcan lo clásico en la arquitectura mesoamericana (como el talúd tablero), y que entonces, al conocerla de esa manera, se obtuviera un conocimiento verdadero y fuera una experiencia trascendente. ¡Pero no! El guión está basado en quién sabe qué entelequias y lo ha cuestionado una arqueóloga que ha estudiado el tema por décadas que formó parte del famoso CTE, otra entelequia de las autoridades del INAH para intentar salirse por peteneras de lo que los trabajadores del INAH habíamos señalado. En otras palabras, "no confío es ustedes, muchachos", parece que fue el mensaje del embajador De Maria y Campos. Bueno, pues no confío y el resultado es exactamente el mismo, si bien no gustó mucho, al grado de que no se está actuando conforme a lo que resultó del dictamen del Comité Técnico Evaluador. Y por supuesto, se ha visto realmente mal el señor director, de dar pena ajena; ¿es ese el tipo de personajes que la política moderna requiere o acaso es ésa la política moderna? ¡Luces, por piedad!
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