El seductor de la patria

Por azares del la vida, a pesar de que no soy del todo fan de Enrique Serna, pero sí lo es mi mujer, me he metido a leer la novela histórica de ése autor sobre el nunca suficientemente denostado Antonio López de Santa Anna: El seductor de la patria.
No tengo aún una opinión sobre el texto, pero no deja de ser sabroso leerlo en estas noches madrugadas de lluvia y de semi tormentas amenazadoras, como la patria parece serlo hoy día. La patria, la patria... un concepto en verdad muy cuestionado, muy endeble. ¿Qué carajos es ésa señora la Patria? ¿Qué cosas se hacen en su fervoroso nombre? ¿Qué estupideces se cometen en su nombre? Ya haré en estas páginas un poco recuento de la lectura.
Entre tanto, es interesante pensar en un seductor de la patria, porque hoy hay puros violadores de la misma, si no, pregunten en Burcareli o en Los Pinos. ¡Qué bajo hemos caído!

De arquitectura, no mamadas.
En cuanto a la arquitectura que me preguntaban (sigo con el estoque clavado, ¿qué quieren?), si en verdad no era nada bueno lo que se hace en esta capital ciudad, en esta segunda metrópolis, en pocas palabras repito: no es nada nuevo, es sólo el acto de imitación de arquitecturas de otros lados pero ni siquiera con un filtro imaginativo, con un sino propio. Es la imitación chafa y falsa estética moderna, postura sólo para apantallar, para querer no ser parte de la mediocridad que a todos come en este valle de Atemajac: las torres y en su mayoría las obras (y la música también!!!) de este Jalisco nuestro por estos tiempos, no es sino un mundo de cretinismo superior. ¿A dónde quedaronlas obras de arquitectura de grandes momentos, de un Jacobo Gálvez, pasando por la externa particiapción de Manuel Tolsá, de José Gutiérrez, de Gómez Ibarra, de los primeros años de Barragán? ¿Contemporáneos? Además de Gabriel Esquivias o de algunos muy pocos creadores, nada. Aquí está lo que de verdad se hace sin mirar, en este mundo globalizado y sin límites chafas, en el caso del Pritzker reciente, Jean Nouvelle: la Torre de la Defénse. Por cierto muy parecida a las torres que se hacen hoy en GDL, pero nada más que original, no copia chafa. Y bueno, si vemos la torre de Mississauga, en Canadá, un grupo de torres que retan a la estática y a la tradición, entonces tenemos una alternativa de saber lo que hoy no es posible hacer en una ciudad que se presume (a sí misma y de manera local), ser la más adelantada del continente y que espera recibir los visitantes del continente en los Juegos pana... meri ¿qué?
La envidia los corroe.
Veo lo que se hace en otras latitudes con mucho dinero. Pero ¿por qué no ver lo que se hace sin muchos recursos pero con mucha imaginación? Una tarea importante para mis amigos y colegas: la arquitectura local, y la ciudad actual en que vivimos, apesta de retraso y de mediocridad. Nada parece querer cmabiar este estilo autofestivo de la "capital de lo mexicano", capital de la charrería y sí, ¡eso es real! Lo charro es el signo de nuestra ataraxia, de nuestra falsa modernidad y de la aspiración turística de la más baja ralea.




Fotos del sitio web arquitectura actual www.arq.com.mx

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