Una ciudad a modo

Entrega tres
Los iconos de la nueva generación

Y fue así como nuestro personaje que hizo la ciudad a modo se convirtió en un santón del urbanismo con el mérito de serlo en una ciudad sin brújula. Él ponía la brújula y los demás la candidez, el deseo de dejar de parecer lo que realmente se era: una ciudad con una notable identidad, con tradiciones que la hicieron por años la referencia obligada de la cinematografía nacional. Guadalajara era, antes de su crucifixión, una especie de hito cultural de lo mexicano. Luego dejó de serlo por vocación propia para convertirse en otra cosa diferente, en una aspiración de dejar de parecerse a sí misma, lo cual nos indica que el proceso de colonización cultural tuvo sus primeros efectos en ella.
Nada más hay que ver cómo la cinematografía se encargó de marcar claramente las nuevas aspíraciones de la ciudad; una película muy particular aparece en los años cercanos a la crucifixión: Guadalajara en verano. Sin poder hacer un análisis completo de lo que significa en términos reales para la ciudad, en principio podemos decir que con esa obra se traza el nuevo carácter o al menos las nuevas aspiraciones de la sociedad tapatía, en donde pueden ya adelantarse algunas de las consecuencias que hoy en día se observan de manera física en la ciudad. Las imágenes son elocuentes.


En la Plaza de los Mariachis, las damas conservadoras de la ciudad se reunen para comentar las peripecias de los hijos y censurar comportamientos "modernos", no sin reconocer las bondades de la tradición y también de la modernidad. Pero además está el protagonismo de la juventud, por primera vez reconocida en sus derechos. Y, no se puede olvidar, el elemento turístico que era necesario promover a como diera lugar: los sitios sagrados de la ciudad pasan ante los ojos de los espectadores para significar que aquí también hace aire, que hay cultura, monumentos (o más bien escenografías), tradiciones y, sobre todo, diversión: el mariachi, el tequila, la parranda. Una pareja visita los murales de Orozco en el Palacio de Gobierno para promover la visita turística obligada.
El filme es parte de la imagen que Guadalajara quería tener de su presente y de su futuro. El pasado se comenzaba a desdibujar y lo estaban logrando con la destrucción del centro histórico por esos años, hecho que no dejaba de enorgullecer a los tapatíos, con nuestro personaje a la cabeza. Las aspiraciones tapatías siempre han sido los fundamentos de la urbanización actual, llena de suburbios y cotos, etapa superior de la mediocridad urbana fundada por el gran precursor de la transformación tapatía.

Nota fílmica.
Guadalajara en Verano (1964) fue dirigida por Julio Bracho, producida por José Luis Bueno asociado también con Xavier Torres Ladrón de Guevara; con la actuación de Elizabeth Campbell, Claudio Brook, Dean Reed, Matequilla, Andrea Palma, Emma Roldán...

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