De todo un poco

Presas enjauladas.
Las presas de Jalisco no son mujeres de este esatado encarceladas; son, en realidad, las aguas tomadas de rehénes para promover proyectos rentables para los políticos jaliscienses y para algunos otros listos que se acerquen a las ya tan favorecidas empresas receptoras de cuantiosos recursos públicos para ser transferidos a cuentas privadas y que son "establecidas para tales efectos".Es el caso de la presa denominada El Zapotillo que intenta desaparecer a Temacapulín y Acacico y otra población y que ya la Comisión Estatal del Agua y Saneamiento (CEAS), está destinando cuantiosos recursos para lograr su cometido a pesar del rechazo de las comunidades que desaparecerían en caso de concretarse el "proyecto". El propio góber piadoso dijo que si la comunidad lo rechazaba, el proyecto de la presa no se hacía. Parece que su boca no está bajo su control, como no lo está en el caso de Acedaño, ni en lo de la contaminación del Río Santiago, uno de los más contaminados del mundo. Inaudito. ¿Inaudito? En México parece que nada lo es, no hay nada nuevo en ello. Parece que se les ocurre a estos personajes de proverbial inteligencia hacer las cosas siempre mal: por ejemplo, y para desgracia de la zona central de Jalisco, tenemos una barranca y la ocurrencia es que hay que llenarla de mierda; así que si hay barrancas y habemos mexicanos a la vista, de seguro el cañón del Colorado ¡estaría ahora mismo considerada la cloaca más grande del mundo! Para ejemplo, aquí tenemos al Santiago. Nada más dense una vuelta por ahí y les aseguro que todo lo que yo pueda decir al respecto es tan sólo vanidad.

La Barca y el progreso
Luego dicen que el patrimonio lo cuidan los municipios. ¡Mhmmm! "Ha sido una preocupación de La Barca cuidar los edificios del centro histórico" (se llena la boca del funcionario en la última palabra). Bueno, pues no me lo crean, pero el edificio que pusieron en este centro histórico es un modelo de imagen para toda ciudad progresista de este Jalisco nuestro. La tienda de ropa chafita que se puso ahí, de seguro es una de las más altas expresiones de la modernidad democrática urbana, como bien se ve. El problema es que los habitantes de La Barca son miopes y no tienen para comprar lentes, los pobres. Deseamos felicitar desde este humilde blog una felicitación a las autoridades por la conesrvación de su imagen urbana y por evitar construir hororres faltos de armonía en su centro ex-histórico.


De brujerías
Los momentos más amables son aquellos que puede uno incursionar en la botánica: es una curiosidad de cotidiana aplicación. Las plantas son excelentes amigas... o enemigas, pero son fascinantes. El tema viene a colación porque en el ex convento de Churubusco, atentos al uso pedagógico del conjunto conventual, han colocado cédulas a las plantas que hay en el lugar de una manera plausible porque los visitantes, generalmente jóvenes de secundarias, pueden aprender sobre el tema, además de la historia de México y sus intervenciones extranjeras. Sin embargo, en nuestra humilde opinión, un error puede ser fatal si se trata de educar a quienes visitan tan amable sitio. Colocaron una cédula frente a una brugmansia, floripondio o datura, como se le conoce, y por error le asignaron dos nombres: Floripondio o Toloache. Hay una diferencia entre ambos, si bien también tienen mucho en común: el floripondio es tan datura como el toloache, pero su especie es distinta. El toloache es la datura estramonium, (tolohuaxhíuitl o tlápatl, en náhuatl, de origen de la palabra toloatzin, "cabeza  inclinada") y el floripondio, datura o brugmansia que es una planta de campánulas grandes y talle mayor que el toloache. El sitio sobre esta planta de olor maravilloso que mejor informa sobre el tema es el de la American Brugmansia & Datura Society y de seguro hay mejores en español... espero. Es curioso que no haya mucha información sobre plantas que fueron conocidas y usadas en México desde tiempos prehispánicos. Los resultados han sido desastrosos en muchos casos tristes por el abandono de la investigación, como en el de nuestra famosa nochebuena de nombre náhuatl cuetlaxóchitl, pero conocida mundialmente como poinsettia, ni más ni menos que el apellido del imbécil embajador gringo en México de tan ingrata memoria en el siglo XIX: además del territorio, los nombres de nuestras plantas nos han birlado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Retrato de Finnegan

30 años de la Plaza tapatía

¿Virote o birote?