El capitalismo ¿hegemónico? ¡Juar!

La visión del visionario
Apenas se puede creer que Carlos Marx haya tenido tanta razón cuando muchos lo consideraban más muerto que nadie en el planeta. No es por nada, pero muchos apostarían por la profiláctica muerte de ese genio de la bella ciudad del Mósela, Tréveris con su Porta Nigra. Muchos, como entre otros los más retardatarios personajes locales (no es gratis la tradición tapatía del conservadurismo, perdón), que hacen un pronóstico extraño para los tiempos en que vivimos; los pobres auguran no sé que especie de sociedades o economías cuya existencia está sólo en las mentes más negras de los tiempos actuales, que apuestan a la ausencia de la sociedad en la definición de su propia historia. No lo digo yo, es un norteamericano, Mike Davis: "nunca creí que viviría para ver en realidad al capitalismo financiero cometer sucidio. O para escuchar al FMI advertir sobre el inminente 'derrumbe del sistema'. Por consiguiente mi reacción inicial al infamante descenso de 777.7 puntos de Wall Street, hace unas semanas, fue una euforia muy sesentera. 'Tenías razón, Karl' grité. '¡Cómanse sus derivados y mueran, cerdos de Wall Street!..." (La Jornada, 28 de octubre de 2008)
A ver qué sigue. El mundo está tomando, al parecer, un nuevo rumbo y creo que no es, justamente, el de los sueños de los grupos más conservadores, más rígidos y más indefinidos. Entre ellos, claro, mi amigo Paco Arvizu y muchos otros de sus adláteres que no soportan al pensamiento distinto al de la voraz globalización y el capitalismo más trasnochado. Pero ¿no resultaría demasiado árida la historia sin este tipo de gente? La historia es más que sólo esas posiciones derechistas sin las cuales el mundo dejaría de ser lo divertido que es.


Casa de Karl Marx en Tréveris, no muy lejos de la Porta Nigra

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