Patrimonio del siglo XX

El municipio de Zapopan organizó, ayer y hoy, un homenaje a un ingeniero con espíritu de arquitecto, que además es artista plástico, autor de cientos de obras de vivienda en Guadalajara y Zapopan, Miguel Aldana Mijares, cuya placa con su nombre escrita en un diseño muy de los años 40 aparece como sello personal de forma constante en cada una de sus obras.
Como pretexto del homenaje, las autoridades municipales organizaron lo que denominaron Primer Foro del Patrimonio Edificado del siglo XX. Ahí fui invitado presentar una ponencia sobre un tema que poco manejo, relativo al patrimonio edificado del siglo XX ¡¡en Zapopan!! Realmente inverosímil por dos razones. La primera porque no es un tema en el cual yo sea solvente, sin desconocerlo, y la segunda porque no existe propiamente el patrimonio del siglo XX en ese municipio de Jalisco, México.

Hechas públicas esas aclaraciones, que expuse a la concurrencia magra que hubo en el Museo de Arte de Zapopan en el auditorio Juan José Arreola, mi reflexión fue bordando en torno a esa inexistencia y a las condiciones culturales de la arquitectura y el urbanismo en el municipio. A excepción de una zona que se desarrolló por la conurbación de Guadalajara con el territorio municipal de Zapopan, la colonia Chapalita, en donde hubo una buena cantidad de ejemplos de la arquitectura de ese siglo, en realidad no existe un número relevante de obras que puedan ser llamadas patrimonio edificado del siglo pasado, ni por equivocación. 
Mis referencias a Anthony Max Tung fueron orientadoras porque encontré en su libro aspectos relevantes sobre la realidad que vive el municipio: la cuestión del desarrollo de la cultura moderna de la arquitectura que se caracteriza por ser destructiva más que por sus logros técnicos y expresivos que fueron muy importantes. El Movimiento Moderno llevó a cabo un importante número de obras que resultan importantes, pero que no es en realidad gran cosa lo que sus seguidores masivos han hecho de ella, por lo menos en calidad. La calidad de la arquitectura moderna entre 1927 y 2000, es decir, el arco de tiempo en el que se supone se puede denominar patrimonio del siglo XX, quedó limitada a las grandes aportaciones de los arquitectos realmente geniales o serios, aquellos que han sabido hacer bien su trabajo y han resuelto cosas. Sin embargo, son muy pocos los que lo han logrado. El panorama de la arquitectura del siglo XX, del siglo pasado, está muy en entredicho.
Además insistí en el tema de los cotos, de la suburbia y post suburbia, de la situación de los fracionamientos o desarrollos cerrados que proliferan en el contexto mundial como una forma de NO hacer ciudad. Una forma de destruir la ciudad en realidad.
Y para terminar, di mi opinión sobre lo que para mí significa el Arco de Zapopan: un monumento al kitsh, al mal gusto y a la pretensión zapopana de querer ser lo que no puede ser: tener nobleza; porque carece de ella en su ciudad o en su espaciourbano y en su centro histórico, en su cultura... si bien existe un enorme potencial oculto en todas las expresiones que no se han podido conservar porque no existe una actitud de orgullo local. El orgullo quedó escondido en la aspiración de querer ser braceros y vivir en Estados Unidos; el orgullo desapareció en gran parte, aunque muchos de sus habitantes siguen manteniendo tradiciones a las que nadie considera patrimonio cultural.
La parte más gratificante fue la participación de los jóvenes y del público que, al menos esta vez, no me dejó arar en medio del mar. Hay esperanzas.

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