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Valoración de Haití

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Me parece demasiado apresurado establecer juicios de valor respecto de la desgracia ocurrida en Haití el 12 de enero . Han transcurrido 11 días del desastre tan lamentable que ha segado más de 150 mil vidas. Todo eso es lamentable y triste; me uno a la desgracia y me solidarizo con el país azotado por malos gobiernos, políticos abusivos (en México algo sabemos de ello) y una posición de desventaja en el mapa político mundial: sometido el país, sometida su gente. México y Haití vamos juntos en muchas cosas; entre otras, en materia de transparencia y en materia de corrupción: algunas veces México está una posición arriba de Haití, otras abajo, pero siempre estamos en los mismos niveles en muchas materias. Ahora la desgracia nos reúne. Sin embargo, hay algunos aspectos que me parece importante analizar desde la perspectiva de los sismos, la construcción y el patrimonio edificado, entre otros muchos temas serios que hoy están en la mira del mundo por el caso de Haití. Es evidente que la ti...

Me vale madre la UNESCO

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E sa es la frase que, no le demos vuelta, acaba de decir puntualmente el presidente de México: ¡me vale madre la UNESCO! Un presidente espurio, ahora sí lo creo con aún mayor vehemencia. No nos andemos por las ramas; su estatura de estadista, que no dista de la real y física propias, le dicta que es mejor cerrar la representación que por años ha tenido México (que por cierto es mi país, no exclusivo mío ni de nadie, pero que tiene vergüenza), ante ese organismo internacional de la ciencia y la cultura, dos asignaturas que de seguro el pobre señor ignora de manera supina. Las ignora y lo demuestra a pulso, lo exhibe como si eso fuera digno de un mandatario. Me faltan palabras para expresar mi desacuerdo y mi rabia por la forma en que ese tipo que despacha desde Los Pinos toma el tema de la cultura, la educación y la ciencia de un país al que desconoce a pesar de que, dice él, es su presidente. Y por desgracia, esto aún no acaba. Nos van a faltar neuronas para entender de lo que será ca...

Fuera de la ley

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Estado sin ley Ciertas condiciones materiales reflejan con certeza el carácter fallido del Estado mexicano. Uno de ellos, sin duda, es la aplicación de las leyes y éste es quizás el más elocuente respecto de los indicadores de lo que significa el fracaso de un estado nacional. Un círculo vicioso se despliega en torno al hecho de tener escritas las leyes y que éstas simplemente sean un escrito cuya función central ha desaparecido. Sin hablar del clero, que ése sí tiene ley Hay un evidente despliegue de ilegalidad en los actos que los mexicanos cometemos todos los días, gracias al abandono de lo que vivir dentro de las leyes significa para toda civilización. Podemos o no estar de acuerdo en las leyes pero son resultado de consensos, de negociaciones, de discusiones que finalmente las hacen valer. Este proceso está hoy en nuestro país totalmente desmantelado: quienes emiten las leyes no son verdaderos representantes de la sociedad; o simplemente no son los que deben emitirlas y expedirlas...

Iniciando 2010

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Un patronato no tanto D el recuento de los daños a la cultura y al patrimonio, del recién finado 2009, no me cabe duda que ése año ha sido uno de los más dañinos y destructivo. Tan sólo por mencionar los desfiguros de la nomenclatura de las calles de la ciudad, promovido y al parecer realizado por el engendro llamado Patronato del Centro Histórico entre cuyas atribuciones deberían de ser (pero en realidad no lo son), patrocinar y gestionar recursos para mejorar el centro de la ciudad, el recuento ya tendría visos de ser escandaloso; nada más pensar en las tonterías escritas en las calles con una desinformación nunca antes imaginada en esta ciudad sería ya mucho. Pero no. Ahora están colocando una gran cantidad de mamotretos de anuncios ridículos en todas partes en donde su desinformación les da a entender, que suele ser en los frentes de algunos monumentos de la ciudad de los cuales poca referencia tienen. Carecen de licencia, pero eso ¿a quién le importa? No podemos dejar de menciona...

Feliz Año Nuevo 2010

Instrucciones para no detener al Tiempo. Cada ciclo llega a su fin. El sentido del tiempo depende de muchos factores, si bien es invariablemente implacable con su transcurso puntual, preciso, intenso e infinito. El tiempo que nos priva de amigos, de compañías queridas y de situaciones de la vida siempre se solaza con nuestra resistencia a él. Él pasa, no le importa qué carajos pase por la mente de los pobres seres mortales que nos esforzamos en querer jugar de manera terca en su contra, como pretendiendo escapar, como queriendo escondernos de él. Pero como es impasible, omnipresente y omnipotente, no podemos más que jugar nosotros mismos con la ilusión de que siendo invitado silente, estará calladito el muchacho, bien portado... ¡hasta que nos salte a la yugular! Mientras tanto, hay que disfrutar su paso. 2 Y como suele pasar, hablando del tiempo, estamos en el filito del impasse entre el 09 y el 10, año que concluirá la primera década del milenio, y del siglo, con no muy buenas notic...

La sensación del peligro

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M iré a mi alrededor para saber si algún signo ominoso anunciaba el caos. La gente se veía normal, y con todo, me abordaba la sensación de algún peligro latente. No sabía qué podría ser. Miré de nuevo a mi alrededor: el señor que caminaba hacia mí como mirando el piso, absorto; la muchacha que caminaba justo frente a mí con una rapidez necesaria para poder llegar a tiempo a su escuela; los autos estacionados, aparentemente desocupados; el hombre que le da de comer maíz a las palomas todas las mañanas; el tráfico mañanero, calmado aún, unos a la espera del siga y otros pasando a poca velocidad; más adelante, el señor de la librería ya colocaba sus estantes junto a la banqueta para exhibir lo más comercial a la venta, best seller y toda la superación personal; los buenos días; un grupo de jóvenes adelante, presurosos, blandían sus mochilas y parecían disfrutar el fresco de la mañana. Nada, realmente, anunciaba el inminente colapso, el caos, la desgracia que percibía se acercaba pero no p...

Los arquitectos del INAH y el país

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E n la más absoluta de las contradicciones, el país parece diluirse lentamente. El panorama resulta por demás ominoso y me dan ganas de sólo responder a mis impulsos más ociosos, es decir, a leer sólo aquello que contenga un resquicio de optimismo o, contrario a lo que pienso, refugiarme en la felizología más nefanda. Ninguna de las dos opciones me sale. Siempre emerge el monstruo de mil cabezas que conecta con la maldita realidad. La arquitectura, a la que dedico mi vida en forma por demás intensa y que, como he acordado personalmente o con quienes siento algún compromiso, me parece que tampoco escapa de esa realidad odiosa. Ni el urbanismo (menos en todo caso que la otra), ni el arte, ni la poesía, ni el cine, ni nada. Todo está al parecer marcado por los signos de la infortunada realidad no sólo nacional, sino mundial. Nada más véase lo que pasa en Francia con los colegas de los museos y de los monumentos históricos, despreciados por quien es similar a Calderón y su fiel servidor Fr...