Del abandono
E n la nota anterior hablaba de la ciudad abandonada, es decir, una de las más en el continente americano, Guadalajara en el estado mexicano de Jalisco. Poco se puede decir de esfuerzos por mejorarla en los últimos veinte años... o tal vez más. El recuerdo de proesas administrativas quedó sólo en el recuerdo cuando los gobernantes imprimían sus logros, o al menos sus pirotecnias más acariciadas, entre ellos pasos a desnivel, escuelas, hospitales, calles y caminos, parques y jardines, nuevos edificios administrativos, guarderías infantiles, acciones sociales, mejoras urbanas... todo ello es hoy materia de recuerdos casi olvidados. Por años, déjenme decirles, Guadalajara se ostentaba como una ciudad modelo del país. Se decía orgullosa heredera de las tradiciones más rancias de la mexicanidad, incluso de su picaresca, de su imagen que se conocía en el extranjero, de sus bellezas naturales y femeninas, de su deporte (arriba las Chivas del Guadalajara, equipo de futbol siete veces campeón